miércoles, julio 20, 2005

SIN TENER FE

César Ricaurte

Sin te­mer fe.
No se ne­ce­si­ta, cuan­do una bo­ca atra­pa
a otra y su­ce­si­va­men­te se in­vier­ten los pa­pe­les.
Aho­ra me des­nu­do.
In­tro­duz­co la ma­no en mi cuer­po. Re­bus­co en mis vís­ce­ras.
Sa­co el co­ra­zón.
Te lo ofrez­co en­te­ro, la­tien­te y ca­lien­te.
Veo en­tre las som­bras,
un vie­jo men­di­go nos es­pía pa­ra cuan­do nos des­cui­de­mos
ti­rar pie­dras a los pá­ja­ros que ani­dan en nues­tra ven­ta­na.
Un si­len­cio sal­va­je pro­te­ge al cuer­po de las he­ri­das.

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