sábado, julio 23, 2005

Fin...

Después de un viaje
después de un desencuentro:
Deciden desguazar
un tren automático.
Tras sacar
de mi maleta
mi disfraz
de mujer independiente,
liberada,
y libre...
modelo años setenta,
me desvisto,
suelto lastre.
He citado
a mi cómplice
el Alquimista de Emociones.
Redactaré una carta,
que el leerá
por mí,
en silencio...
con una sola palabra:
Fin...
Maravilloso disfraz;
ajeno al dramático suceso,
al comienzo del segundo acto
de la tragedia,
el tren
puede ser desguazado,
por expertos y especialistas
en ingeniería emocional...
Dentro de mí
algo cambió
y no volverá a cambiar
jamás...
ya no pienso
ya no.
Y ahora
sólo tocas mi cansancio
y tú ya no me dueles
fíjate qué triste.
Y el sol saldrá, para ellos...
Fin...

María Alventosa
17 de Enero de 05

miércoles, julio 20, 2005

Ideas de Cataclismos

Heridas narcisistas y políticas
Metamos,
guardemos
tus ideas de cataclismo
en un cuarto oscuro;
sácate las telarañas
de tu mente,
primo...
Te negaron
editar el pergamino,
en el archivo supremo.
Cabeza Rapada,
alega...
que no fuiste pirata...
malo, muy malo,
quíza lleguéis a las manos
a través de la retórica,
sé que tendremos problemas.
Mientras los cronistas
de Cabeza Rapada
semejan una fortaleza
más bien un clan,
tú celebrarías
la muerte de Portal...
Yo mostraré
tu pergamino
en la puerta norte
de la ciudad secreta,
estos habitantes
saben la calidad
del documento,
su implicación politica...
y no pueden por menos
de elogiar
su inimitable estilo
y sus extraordinaria valia.
Tendremos cuidado
con las verdaderas arañas
para que no roben
tu transcripción,
de su nuevo destino.
Sin pronunciar una sílaba
Imaginábamos
Sospechábamos...
apuraron nuestra sorpresa:
devuélvenos, insensata
sus grafemas,
nosotros te retornaremos
a tu laberinto,
asesinada,
por tu ceguera...


22 de abril de 2004
A mi primo, con respeto...
María Alventosa

SIN TENER FE

César Ricaurte

Sin te­mer fe.
No se ne­ce­si­ta, cuan­do una bo­ca atra­pa
a otra y su­ce­si­va­men­te se in­vier­ten los pa­pe­les.
Aho­ra me des­nu­do.
In­tro­duz­co la ma­no en mi cuer­po. Re­bus­co en mis vís­ce­ras.
Sa­co el co­ra­zón.
Te lo ofrez­co en­te­ro, la­tien­te y ca­lien­te.
Veo en­tre las som­bras,
un vie­jo men­di­go nos es­pía pa­ra cuan­do nos des­cui­de­mos
ti­rar pie­dras a los pá­ja­ros que ani­dan en nues­tra ven­ta­na.
Un si­len­cio sal­va­je pro­te­ge al cuer­po de las he­ri­das.

viernes, julio 15, 2005

Seducción

Una vez quise ser inteligente...
Un día deseé ser hombre...
A veces ambiciono
poseer las letras de otros escritores,
y apartarme de las mías.
En mitad de estas quimeras
apareces tú...
A destiempo,
en la distancia.
Y quiero que sepas más de mí
que yo misma,
que conozcas de mis conocimientos
y de mis amores ordinarios.
Tal vez sospechas que yo adiviné en ti
conexión,
y que los dos presentimos
la seducción.
En la distancia
leemos las mentiras del futuro.
Asistimos a la caza de brujas,
estúpidos cuentos de magia.
Devoremos juntos el espacio.
Quizá pienses
en burlarte de mi ignorancia.
Utiliza tu inteligencia...
¿Hombre sabio?
Mírame
soy sólo una mujer arrebatada
haciendo el amor.
Entonces,
quizá me habites,
tal vez me des la humedad de tus labios,
el calor de tu cuerpo,
el sabor de tu piel...

María Alventosa Talens
Mayo de 2005

DÍA 28

Aca­bó de des­per­tar.
Des­de mi ven­ta­na veo a dos ni­ños arro­jan­do una pe­lo­ta.
Me con­cen­tro en ella.
Es de co­lo­res, pe­ro la veo en blan­co y ne­gro.
Uno de los ni­ños tra­ta de al­can­zar el cie­lo con la pe­lo­ta.
La ti­ra lo más al­to que pue­de ¿se­rá que siem­pre tra­ta­mos de
al­can­zar el cie­lo arro­jan­do lo que más que­re­mos?
La pe­lo­ta, no re­gre­sa, es­tá en el cie­lo... Co­mo Yo.
Na­da se mue­ve al­re­de­dor.
En la pa­rá­li­sis se rein­ven­tó el Uni­ver­so.
Un se­gun­do Big Bang.
La san­gre se de­rra­ma y me man­cha, pe­ro es por amor.
Con sue­ños que trans­cu­rren siem­pre ba­jo la lu­na lle­na

César Ricaurte

Mi legado

Hoy es un día gris de diciembre.
Sois muy pequeños, quizá demasiado, para entender todo este juego de la salud, o las travesuras de mi cuerpo; pero en el caso de que yo pasara a otro plano, quiero que esta carta fuera mi legado a mi obra más preciada, vosotros.
Sois el resultado de un sueño: el amor. Escalaré montañas, abriré otras dimensiones; pero siempre estaré.
Hoy voy hacer un viaje ficticio, yo diría que onírico. Me van a operar, el cirujano no sabe cuánto tiempo durara la intervención ni si ello me hará abandonar este cuerpo y pasar a otra realidad: más energía y menos materia, sólo sería una metamorfosis.
Todo esto me asusta, para qué engañaros. Pero debéis saber que vuestra existencia me da fuerza para seguir aquí, arraigada. Sois mis raíces, enanos.
Quizá por motivos de logística mi cuerpo busque deslizarse a otro estadio, pero no penséis que os abandono o, tal vez, que os traiciono. No... nada de eso, aquí estaré. Con cuerpo de mujer o en forma de espora, más aquí permaneceré. Contad conmigo, os amo.
Y, desde mi añoranza sin fondo, creare el eslabón para estar cerca.
La vida puede resultaros lacónica, llena de falsedades aprendidas, y vuestro camino quizá sea pedregoso, pero aunque parezca una ironía, si aprendéis a percibir otras realidades, quizá veáis y sintáis que vuestro futuro es de un azul diáfano...
Y, por favor, aquí y ahora no olvidéis nunca el secreto: por encima de todo os quiero.
Lo que más me duele, como espada clavada en mi interior, es que tal vez no os vea crecer, ni pueda sentir cómo dejáis de estar pegados a mí, para construir vuestras propias creencias, vuestro mundo autónomo.
Bueno, me tragaré la rabia. Sólo quiero pediros que seáis justos.
Muchos días y noches hemos vivido juntos, mucho os queda por soñar. Puede pareceros una controversia, pero pensad que la vida esta llena de realidades, las vuestras...
Siempre que me recordéis, hacedlo con mi copa de cava seguida de mi sonrisa y, después mi risa fuerte, acelerada, que os dice al oído, os quiero.
Mi legado: el amor.

Diciembre de 1991

SABER QUE...

Saber que se sabe lo que se sabe
y que no se sabe lo que no se sabe;
he aquí el verdadero saber.


Confucio

miércoles, julio 13, 2005

DEJA QUE LAS PALABRAS

Deja que las palabras
obren en ti
déjales ser libre
entrarán en ti se adentrarán
hacedoras de formas sinfín
generarán en ti esa vivencia
deja que las palabras obren en ti
que hagan contigo lo que quieran
rehacedoras de formas con la materia
harán con la tuya
exactamente lo mismo
porque son lo que hacen
así comprenderás que revivirán
para ti esa vivencia y su significado
como la naturaleza
porque son naturaleza y no invento
ni descubrimiento sino verdadera naturaleza
harán natural la materia en ti
tal como das una especie de vida a la palabra
deja que las palabras obren en ti.
Yoná Wólaj


Yoná Wólaj nació en Israel en 1944 y murió en Kiriat Ono en 1985. Su fama de líder de la poesía de vanguardia se consolidó después de su muerte. Su poesía despertó frecuentes controversias por su lenguaje franco y sus atrevidas metáforas.

martes, julio 12, 2005

Bajada a los infiernos

Siempre andamos a tientas
y en ese andar,
mi cárcel social,
desfigurada,
con muros Azules.
Pero alguien se coló
por la rendija,
por el teclado.
La destrucción de la cárcel,
la muerte del muro,
Chamuel.
Después llego Azul,
un encuentro
El Artesano
con Él...
la bajada a los infiernos.
Mi duende del teclado,
se transmuto en demonio.
Chamuel ángel de las sombras,
extraño,
extravagante,
mensajero arrepentido.
Mi carne se desgarra
por lo que producen tus manos,
en mi cuerpo.
Hallazgo lejano
y puente allí
en el otro continente...
Después me atrapaste,
Dos Mundos...
Más tarde,
quisiste encarcelarme
en tus dibujos de alcoba,
con Butterfly
hubo alas.
Con tus letras generosas
atrapas mis emociones,
mis sueños,
mi vida,
mi cuerpo.
Este que quiso huir
de enseñanzas,
limites...
Andanzas de burdel,
parecen las mías
por tu infierno.
Y yo me quedo sola
y me siento impostora
con la ira,
con el mar.
Y él se queda solo
detrás de su obra,
y me ama.
Y el vértigo de su pasión
me encarcela
y el se va...
hacia el baile peligroso de su obra,
hacia una ciénaga.
Ángel salvaje
carcelero
de mi cuerpo,
cuanto más me atrapas
más fácil resulta la huida.
Extraños infiernos los nuestros
transmutados en trabalenguas
de amor trascendental.
La explicaciónes sencilla,
tan sencilla como
la bajada a los infiernos,
ciega y fiera,
sin alma con cuerpo,
todo es un solo Universo
Chamuel

María Alventosa

AMOR CIBERNÉTICO

MANUEL TALENS

La conoció por internet, lo cual es una nueva manera –inédita hasta ahora– de conjugar el sentido bíblico del verbo conocer. Tres semanas antes había respondido a un anuncio del periódico que le ofrecía conexión ADSL ultrarrápida de banda ancha más una cafetera eléctrica y un reloj despertador, todo ello al precio irrisorio de veinte euros mensuales. Una ganga.
El ciberespacio revolucionó su vida solitaria y al poco tiempo viajaba por la pantalla del PC con la misma soltura que un astronauta al mando de su nave. No tardó en iniciar una frenética correspondencia por correo electrónico con los miembros de diversos foros de discusión, en donde lo mismo se divagaba sobre guerras petroleras que sobre las tetas de Sara Montiel; además, hizo nuevas amistades en los cuatro continentes y, sobre todo, descubrió el chat. ¡Ah, el chat!
Su vida sentimental cambió de signo cuando alguien le comentó las virtudes del último portento tecnológico en cibercomunicación instantánea, el Messenger. Sin dudarlo, descargó el software, lo instaló en el disco duro y empezó a chatear con su primo Alfonso, el testigo de Jehová. Por supuesto, aquellas conversaciones escritas en tiempo real perdieron pronto cualquier interés, pues no hay cosa más aburrida que soportar al plasta de Alfonso con sus rollos de la Biblia. Pero como unas cosas llevan a otras, se enteró pronto de que el ciberespacio alberga miles de mujeres dispuestas a chatear sobre lo que él más añoraba, el amor. Bendito internet.
Y, de hilo en ovillo, la encontró. A pesar del sugerente seudónimo que ella utilizaba para firmar –Embriagadora–, parecía tímida al principio y tardó un par de sesiones en entrar en faena, pero cuando lo hizo resultó ser una hembra desinhibida, que lo dejaba al borde del colapso con un repertorio infinito de deliciosas guarrerías –cuyo único defecto era su carácter virtual, no real–, provocadoras infalibles de un consuelo inmediato tras el chat.
La temperatura fue subiendo entre los dos, el calor del verano también. Embriagadora, de manera casual, le comentó una vez que solía bañarse topless en la Malva-rosa y él supo entonces que ella era de Valencia. Aprovechó la ocasión para meter cuña: "Oye, pues yo vivo en Cuenca. ¿Por qué no concertamos un encuentro de verdad?".
Se pusieron de acuerdo. La cita fue el mes de julio, pongamos el 27, en el paseo de la playa, frente al chiringuito de L'Estimat. Él llegó por la mañana y se alojó en el Astoria. Preparó el acontecimiento con esmero: corte de pelo a la navaja, fragancia Calvin Klein for men, triple cepillado de dientes, calzoncillos limpios y un paquete de doce preservativos que compró en la farmacia de la esquina. "Que se jodan los obispos", pensó con sarcasmo al echárselo al bolsillo.
Fue en taxi hasta la Malva-rosa. Las piernas le temblaban cuando llegó al paseo. Allí, junto a la farola convenida, vio una silueta femenina con el clavel rojo en la mano. Era ella. "A la mierda la virginidad", dijo entre dientes, "que treinta y cinco años son muchos años, leche".
El miedo y la alegría se le agolparon en la garganta. Deseaba al mismo tiempo huir y abrazarla, pero a aquellas alturas ya no era posible dar marcha atrás. Apretó el paso, forzó una sonrisa y se abandonó al destino.

El País, 27 de julio de 2004

domingo, julio 10, 2005

Confrontaciones

Prepotencia,
alejamiento
reencuentro...
Volver a mirarte
ha sido,
clavar navajas
en mí.
Eres...
una plaga andante...
Amenazas con tu presencia
pero no te implicas.
Te echo de menos
cuando éstas conmigo.
Te enamorarás de mí,
escribiré
y dejare de escalar,
la autocensura...
es muy fuerte
regresará,
el miedo...
Retornas con las promesas de la nada.
Me haces bailar,
Salvajemente...
tus emociones
son como la nada.
Eres como esos hombres
que olvidan su papel,
y no conocen
la dirección del dolor.
Te escribo,
para decirte:
Que eres un pájaro,
de fuego
te pongo alma,
de hombre fuerte.
Desde el suelo,
desde el aire: me asusto,
me oculto,
entre idas y venidas.
Vació personalmente mi corazón,
que me olviden...
retrocedo,
decido hablar
con alguien,
pero aquí nadie quiere
la palabra compromiso.
Mi madriguera esta vacía
yo misma lo hice.
Acabé, con el espejismo,
en mi feudo
no existe la vergüenza.
Qué maravilla.
María Alventosa

CANCIÓN DESESPERADA

Tango
Letra y Música: Enrique Santos Discépolo


¡Soy una canción desesperada...!
¡Hoja enloquecida en el turbión..!
Por tu amor, mi fe desorientadase hundió,
destrozando mi corazón.
Dentro de mí mismo me he perdido,
ciego de llorar una ilusión...¡
Soy una pregunta empecinada,
que grita su dolor y tu traición..!


¿Porqué
me enseñaron a amar,
si es volcar sin sentido
los sueños al mar?
Si el amor,
es un viejo enemigo
y enciende castigos
y enseña a llorar...
Yo pregunto: ¿porqué?
¡Sí!, ¿porqué me enseñaron a amar,
si al amarte mataba mi amor?
Burla atroz de dar todo por nada
y al fin de un adiós,
despertar¡llorando!...


¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?
¿Dónde estaba el sol que no te vio?
¿Cómo una mujer no entiende nunca
que un hombre da todo, dando su amor?
¿Quién les hace creer otros destinos?
¿Quién deshace así tanta ilusión?
¡Soy una canción desesperada
que grita su dolor y su traición...!

EL DÏA DEL ORGULLO GUAY

EL ORGULLO GUAY.-

Después de toda una vida aguantando que mis amiguinos me tachasen de "NO COMPROMETIDO", nueva forma de marginar a un marginado desde dentro del propio grupo marginal, me decido.

Realmente siempre había tenido curiosidad por asistir a uno de esos eventos multitudinarios, y más si, como en esta ocasión, uno tiene la posibilidad de verlo tanto desde fuera como desde dentro.

Me preparé concienzudamente para la aventura, incluso conseguí como novio puntual a los efectos a un tipo IMPRESIONANTE de esos que dejan con la boca abierta a cualquier maricón que se precie.

Con todo, yo intentaba ponerme en mi lugar, y hablaba con quien realmente me convenció para ir: el Jose.
Empeñado en "reivindicar" (él, sí, sí, él) los derechos de los maricones, acabó convenciéndome para ir a la manifa, aunque no consiguió convencerme de sus altruistas intenciones; en realidad yo quería ir a ver a toda una serie de monos de feria protagonizando un desfile más de fiesta propagandística que de reivindicación real, que, por otra parte, es una lucha que ya está obsoleta, desde mi punto de vista al menos.

Llegado el día, me puse mi disfraz de mariquita, perfectamente estudiado para la ocasión: vaqueros ajustados y convertidos en "piratas" según el más puro estilo "punk" (o sea, enganchados con unos vulgares imperdibles de mierda que compré en un todo a 0.60 €) que tan de moda se ha puesto esta temporada en el mundillo gay; camiseta ajustada (compresiva, diría yo) y, por supuesto, sin mangas, marcando el poco o mucho músculo que uno tenga (en mi caso más bien poco); bolsito de moda, pequeño, pero compacto y amplio por dentro (amplio, amplio, y una mierda amplio!!! eso es lo que dicen, pero al final, como te han dicho que es amplio, tú empiezas a meter, y acabas reventándolo, y, haaaaalaaaaaaaa, a comprar otro, un poquito más grande, claro, y otra vez los mismo; o sea, que al final te acabas llevando la mochila de siempre pero habiéndote comprado entre medias los cinco tamaños de bolso correspondientes, vamos! un puto engañabobos), color? negro, faltaría más. O sea, que iba yo hecho un brazo de mar, o una piltrafa, según se mire (según lo miro yo iba completamente ridículo)

Pugné en todo caso por meterme en el papel lo más posible, y yo, que nunca me he cortado por manifestarme en cualquier parte de la manera que mejor me pareciese en ese momento (es por ello de la cantidad de veces que he metido la pata en el momento justo y menos adecuado), pues ese mismo yo me convencí de que ese era el momento y el lugar para mostrarse ante el mundo como inconfundiblemente MARICA.

Nos encaminamos hacia la manifa, habíamos quedado justamente en el punto donde iba a finalizar, así que, para llegar a la cabecera de la misma, tuvimos que realizar el recorrido a la inversa. Por supuesto, no llegamos a tiempo; conclusión: la manifa casi nos aplasta cuando llegamos a ella, así que nos apartamos para dejar pasar las primeras pancartas reivindicativas, que mira tú por donde, reivindicaban que la política no nos considera maricones en todo lugar, momento y circunstancia. No sabía yo que para hacer política hay que denotar en qué lado de la cama duerme uno.
Jose comenzó a exaltarse en ese momento, comenzando a gritar "slogans" reivindicativos que él consideraba adecuados para el momento:

-JOSE.- NOSOOOTRAS PARIMOS, NOSOOOTRAS DECIDIMOS!!!!!

Me llevó algún tiempo hacerle comprender que los maricones no tenían ninguna intención ni ningún interés en parir; parece que al final lo conseguí, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad.

En nuestro intento de integrarnos en la manifa, esperamos pacientemente a que fueran pasando los grupos políticos, aunque a puntito estuvimos de adjuntarnos al grupo de los anarquistas, ese era nuestro espíritu de reivindicación homosexual: la anarquía.

Sin embargo, desde nuestra posición en la plaza de Cibeles, veíamos bajar por Alcalá tooooda una muchedumbre de peña en torno a unas gigantescas formas que éramos incapaces de identificar. Alguien tras de nosotros comentó: "Mira, mira! por ahí vienen las carrozas!"
"Carrozas!?!?!?!?" -pensé yo- y me salió el acento: "ESTO YE UN CIRCOOOOO”. Por supuesto, esperamos a que se acercasen, con la lentitud propia de cualquier manifestación, y metidos entre la gente que se agolpaba en los laterales para ver el espectáculo.

Evidentemente, la gente que se apostaba a los lados de la calle por donde transcurría la manifestación circense, eran todos personal "normales" que iban a ver a los "monos de feria" disfrazados, y yo parecía totalmente un mono de feria disfrazado que iba a ver a la gente que iba a ver a los manifestantes. Las miradas de reprobación comenzaron a multiplicarse, y la gente se preguntaba por qué cojones estaba yo allí en lugar de estar marchando con el resto de los mariquitas disfrazados; en realidad sé que la gente se preguntaba eso porque yo mismo también me lo preguntaba.

La respuesta llegó al mismo tiempo que las carrozas. Pero antes asistimos pacientemente al paso de los mariquitas del PSOE, que gritaban todos a potente coro:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

a los mariquitas de IU, que a su vez gritaban:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE.... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

pues menuda libertad de expresión que piden los condenados, no? queriendo una manifestación pública de un hecho privado. Pero vamos a ver! Cómo cojones van a salir los mariquitas del PP a la calle, más aún, encima quieres que vayan a la manifestación pública anual de los maricones, pero qué se piensan estos, que son idiotas o qué!!!!????? Habría que ser verdaderamente gilipollas para ser del PP siendo mariquita, pero sería ya el colmo ser del PP, ser mariquita y encima GITARLO EN LA MANIFESTACIÓN DEL ORGULLO GAY! Sí claro, y los apedreamos por maricones, fachas y gilipollas, no!?

Luego el ambiente se relajó, y comenzaron a pasar por nuestros ojos:
los mariquitas de la Comunidad de Andalucía
los mariquitas de la Comunidad Valenciana
los mariquitas de la Comunidad de Castilla La Mancha
los mariquitas de la Comunidad de Catalunya
.... todos muy organizaditos por territorialidades, y yo, inocente de mí, no dando crédito, comprendí que ser mariquita no es nada si no va acompañado de una opción política y una territorialidad marcada

ah! los mariquitas de la Comunidad de Euskadi
y akí, el Jose se desbordó, claro!, como es vasco, comenzó de nuevo a gritar:

-JOSE.- GORA EUSKADI LIBREEEEEE! GORA EUSKADI LIBREEE!!

en seguida comencé con la segunda parte del discurso que había comenzado antes, y traté de nuevo de explicarle que en realidad, aunque él fuera vasco y aquella gente portara con orgullo La Ikurriña, aquello no era en realidad una manifestación política (en este punto he de reconocer que ni siquiera yo mismo estaba convencido de que tuviese razón). En todo caso, algo me impelió a insistir en mi razonamiento, y ello fue que estábamos justamente en frente del Cuartel General del Ejército; los soldaditos que estaban de guardia no tuvieron mejor idea, los pobrecillos, que asomarse a la terraza del edificio para ver el desfile, y mira tú que mala suerte, va el Jose y los ve! Pero eso no fue lo peor, lo peor fue que ellos también le vieron, claro que él hizo lo posible por conseguirlo, y algo más que lo posible, hizo lo improbable, lo inaudito, lo impropio, lo categóricamente prohibido por todas las normas de convivencia y por el sentido común más básico; el muy hijo de p.... no se le ocurre mejor cosa que ponerse a gritar como un poseso (madre! qué pulmones tiene el chiquillo) a gritar como un loco haciendo todos los aspavientos que pudo, saltando, agitando los brazos, justo en ese momento, justicamente cuando pasaban los mariquitas vascos por allí:

-JOSE.- SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABROUMHMHMHMHHMHMMMMMM!

ahí es donde yo le puse la mano en la boca porque supuse que no tendría tiempo de convencerle antes de que los soldaditos acabaran de cargar el arma y apuntar, que es precisamente lo que estaban haciendo.

Por suerte, llegaron las “Carrozas” (de todo tipo) y Jose encontró un nuevo medio de diversión. De repente me vi envuelto en la marabunta de la gente, no sé exactamente cómo, pero allí estaba, intentando sortear los tacones que amenazaban mis desprotegidas sandalias, los tiarrones anabolizados que ni siquiera me veían a su paso, las plumas sobre estructuras alámbricas que conformaban los vestidos de aquellos que iban vestidos, claro. Entre tanto, yo buscaba al pobrecillo Jose que seguramente estaba allí pasando más miedo que vergüenza, y me lo encuentro saltando detrás de un tipo vestido de negro, veo que el tipo tiene delante una cámara de TV, oigo al Jose gritando:

-JOSE.- MAMÁÁÁÁÁÁÁ, MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ

pensando que algo se me está escapando, analizo de nuevo la escena: ahora lo entiendo! era el reportero de Caiga Quien Caiga, y Jose estaba saltando delante de una cámara de ámbito nacional saludando a su madre en una manifestación de maricones, todo muy razonable, verdad? Claaaaroooo, hombre, ahora ve esto tu madre y le da un pasmo y lo ven tus amigos y en cuanto te bajes del autobús el próximo fin de semana te apalean con bates de béisbol, pero nada nada, tu asúmelo con dignidad y ya!

Jose, fiel a sus principios de compromiso social a favor de los maricones, de repente empezó a gritar de nuevo:

-JOSE.- MIRA! MIRA QUE PINTA! QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO CON ESOS DOS CABESTROS!!!

miramos hacia donde él apuntaba claramente con el dedo y vemos a dos travestis más altos que dos torres, inmensos, que al Jose le sacaban la cabeza y medio cuerpo; la escenita era realmente digna: el Jose señalando con el dedo, gritando eso de los cabestros y mirando para nosotros, que teníamos todos una cara de susto, una cara de : “AHORA LE DAN, AHORA LE METEN, COMO LE DEN UNA OSTIA, LO DESMONTAN” pero no!, mira, ellas, muy bien tomadas, lo espachurraron contra sí mismas mientras él seguía partiéndose el culo, y le decía a Elena, su novia, que le sacase una foto. La pobre Elenita, que ya no sabía dónde meterse de la vergüenza que estaba pasando, era incapaz de sacarle la foto, y ante el peligro de que el siguiera riéndose y diciendo barbaridades, reaccioné como pude, le arrebaté como pude la cámara a Elena, y le saqué la foto.

En mala hora se me ocurrió hacerle la primera. La carroza siguiente era la de los leather, llenita de tíos super-mega-hiper cachas vestidos de cuero negro y con una pinta de mala leche que te cagas:

-JOSE.- CON ESOS, ELENA, CON ESOS, SÁCAME UNA CON ESOS “CACHONDOS” DE GIMNASIO.

Elena, con más reflejos que yo en esta ocasión, puso la cámara en mis manos y salió corriendo escondida la cara entre las suyas. Cuando volví a mirar, el Jose ya no estaba, pero sí oía un EEEEEEEEOOOOOOOO EEEEEEEEOOOOOO conocido. Miré hacia arriba y vi al Jose que se había subido a la carroza y que estaba agarrando del hombro a uno de esos “cachondos”, como él los llamaba, que tenía por demás una cara de haber matado ya a dos o tres, con lo que no me parece que le hubiera sido muy difícil plantearse que podía matar a uno más. Le tiré la foto e inmediatamente le urgí a que saltase de la carroza. Saltó, sí, saltó sobre un tío más bien gordo que seguía el camión, y oí una voz lejanamente femenina que decía:

-VOZ.- CAGUNDIOS! COMO NO TE APARTES........!
-JOSE.- AAAAAAAHHHHHHH!!!!! ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, JODER, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA.......

Gracias a dios la voz de Jose se perdía en la muchedumbre mientras la “tía” avanzaba con la caravana.

Yo ya temía la siguiente, y hacía bien, por supuesto! La siguiente carroza era la de los mariquitas pijos, fíjate tú. Allí estaban encaramadas: María Jiménez, Alaska, Martirio, Cayetana Guillén Cuervo y no sé cuántos más de estos personajes, además de una serie de “no-personajes” que se veían radiantes de felicidad por estar donde estaban. Desde sus alturas, éstos iban repartiendo, qué digo!, tirando al aire cosas, qué cosas? fácil! SUS PROPIAS cosas, o sea, ejemplares de la revista Zero. El Jose empezó a gritar “again”:

-JOSE.- A MI! A MI!, YO QUIERO, QUIERO UNAAAAAAAAAAAAA!!!

Y sí, le dieron una, muy amablemente el tío que las repartía se la tendió y el Jose se acercó a recogerla, ufano, feliz, se volvió con ella y me miró sonriente; yo, invadido por una extraña sensación de protagonismo, de repente! también deseé una, y salí corriendo a todo correr detrás del camión que las repartía, que seguía, inexorable, su avance por la caravana; grité, grité denodadamente:

-YO.- A MI! A MI!, YO TAMBIÉN QUIEROOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

pero en esta ocasión el chico no podía, ante la marcha esa inexorable del camión, entregármela en mano, así que se decidió a lanzarme una, una!? UNA!!!!???? Me tiró cinco paks de dos revistas envueltas en celofán sobre un soporte de cartón duro como una piedra. Yo, que vi de repente cómo se me venía un alud de revistas encima, no vi sin embargo el bordillo del jardincillo con el que tropecé, yendo a caer justamente encima de dos tipos de esos “cachondos” con los que el Jose flirteaba alegremente, éstos, a su vez, cayeron encima de un grupo de cuatro lesbianas que también se vieron sorprendidas ante mi empuje, y todos, TODOS!: los “cachondos, las lesbianas, yo mismo y las revistas, caímos estrepitosamente al suelo, a los pies de uno de esos “cabestros” con los que el Jose era capaz de hacerse fotos de la manera más gratuita.

A mi no me trataron son tanta condescendencia, las miradas de odio dieron paso a los insultos, y de ahí se derivaba directamente a la agresión física. Por suerte, el Jose estaba al tanto y corrió a salvarme, levantándome del suelo y explicando a las vícitmas mis nulas aptitudes físicas para algo tan sencillo como correr detrás de un camión en plena manifestación del Orgullo Guay para coger al vuelo cinco ejemplares dobles de revistas envueltas en celofán sobre soporte de cartón-piedra, que es algo que él parecía haber estado haciendo toda la vida: HUMILLANTE!!!!

Ya nada más podía ocurrir! JA! los caminos de dios son insondables y las cosas del Jose incognoscibles!

De repente el Jose tomó conciencia de que, a parte de las carrozas de la propia manifestación, por entre nosotros pasaban también personajes de lo más peculiares, y se lanzó sin pensárselo ni un minuto ni medio ni nada, se lanzó –digo- a la caza y captura de los ejemplares más “llamativos”. De sopetón le vi salir corriendo, detrás de qué? Le seguí con la mirada y le veo agarrando por un brazo a un tipo de dos metros y medio, vestido de Abeja Maya, amarillo chillón chillón chillón, con una camiseta a rayas de todos los colores chillones que uno pueda imaginar, el tipo iba sobre patines, y eso le añadía más centímetros al asunto; el pobre Jose tuvo que correr como un loco para alcanzarlo, y, como no lo conseguía, decidió desarrollar otra estrategia, así que se agazapó detrás de una señal y esperó a que el patinador pasase por allí, para saltar inmediatamente y ponerse en su camino! El ostiazo fue brutal y mientras caían en aparatoso accidente el Jose gritaba:

-JOSE.- LO COGI, LO COGÍ. HACEDME UNA FOTO, RÁPIDO, QUE SE ESCAPAAAAAAA!!!!

Contra todo pronóstico, el patinador no le rompió la crisma, sino que encantado con el “atentado”, posó con su mejor disposición para una y cuantas fotos quisiéramos hacerle; estoy seguro que si hubiera sido yo el protagonista de esa historia, esos dos metros y medio de tío sobre patines me hubiesen destrozado la cara, las piernas y ya de paso la vida, pero no!, como era el Jose, todo era maravilloso y estúpidamente divertido!

Luego persiguió a dos lesbianas madres solteras, animal peligroso donde los haya; a dos maricas punkis; a un grupo de tres tiarrones de cabeza rapada y vestidos de cuero; varios osos, militares, posmodernos, modernillas, emplumados, heteroides, mulatos, chaperos, negros, maricas extranjeros, nacionales,...... todos ellos estaban encantados, encantados! ENCANTADOS! ENCANTADOOOOOOOSSSSSS!!!!!!!!!

Y YO!?!?!?! Y YOOOOOOOO!?!?!?! Yo estaba hasta los cojones del Jose, de la fiesta, de las maricas, del calor, de la peña y de sentirme marginado porque no era un hétero de mierda que se integraba en la fiesta como “EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO”.

Finalmente, el verdadero protagonista de la fiesta: EL JOSE, nos llevó a tomar una copa a una sidrería, UNA SIDRERÍA, donde tuve que pelearme con el dueño para que me dejara pasar, intentando convencerle de que mi disfraz de mariquita era puntual, y que yo en realidad era un tipo más normal que el jefe del grupo que acababa de entrar. Hubiera debido quedarme fuera: me miraba todo el mundo con una cara!!!! SI ES QUE ME MIRABAN HASTA LAS PUTAS CHINAS DE LAS PUTAS ROSAS!!!!
Desesperado, decidí abandonar la fiesta, marcharme a casa a llorar mis derrotar y abandonar para siempre el difícil mundo de los maricones, donde cualquier heterosexual puede convertirse en el centro de atención y cualquier maricón de pro, de los de toda la vida, puede resultar apaleado, vilipendiado, despreciado y marginado por sus congéneres.














Después de toda una vida aguantando que mis amiguinos me tachasen de "NO COMPROMETIDO", nueva forma de marginar a un marginado desde dentro del propio grupo marginal, me decido.

Realmente siempre había tenido curiosidad por asistir a uno de esos eventos multitudinarios, y más si, como en esta ocasión, uno tiene la posibilidad de verlo tanto desde fuera como desde dentro.

Me preparé concienzudamente para la aventura, incluso conseguí como novio puntual a los efectos a un tipo IMPRESIONANTE de esos que dejan con la boca abierta a cualquier maricón que se precie.

Con todo, yo intentaba ponerme en mi lugar, y hablaba con quien realmente me convenció para ir: el Jose.
Empeñado en "reivindicar" (él, sí, sí, él) los derechos de los maricones, acabó convenciéndome para ir a la manifa, aunque no consiguió convencerme de sus altruistas intenciones; en realidad yo quería ir a ver a toda una serie de monos de feria protagonizando un desfile más de fiesta propagandística que de reivindicación real, que, por otra parte, es una lucha que ya está obsoleta, desde mi punto de vista al menos.

Llegado el día, me puse mi disfraz de mariquita, perfectamente estudiado para la ocasión: vaqueros ajustados y convertidos en "piratas" según el más puro estilo "punk" (o sea, enganchados con unos vulgares imperdibles de mierda que compré en un todo a 0.60 €) que tan de moda se ha puesto esta temporada en el mundillo gay; camiseta ajustada (compresiva, diría yo) y, por supuesto, sin mangas, marcando el poco o mucho músculo que uno tenga (en mi caso más bien poco); bolsito de moda, pequeño, pero compacto y amplio por dentro (amplio, amplio, y una mierda amplio!!! eso es lo que dicen, pero al final, como te han dicho que es amplio, tú empiezas a meter, y acabas reventándolo, y, haaaaalaaaaaaaa, a comprar otro, un poquito más grande, claro, y otra vez los mismo; o sea, que al final te acabas llevando la mochila de siempre pero habiéndote comprado entre medias los cinco tamaños de bolso correspondientes, vamos! un puto engañabobos), color? negro, faltaría más. O sea, que iba yo hecho un brazo de mar, o una piltrafa, según se mire (según lo miro yo iba completamente ridículo)

Pugné en todo caso por meterme en el papel lo más posible, y yo, que nunca me he cortado por manifestarme en cualquier parte de la manera que mejor me pareciese en ese momento (es por ello de la cantidad de veces que he metido la pata en el momento justo y menos adecuado), pues ese mismo yo me convencí de que ese era el momento y el lugar para mostrarse ante el mundo como inconfundiblemente MARICA.

Nos encaminamos hacia la manifa, habíamos quedado justamente en el punto donde iba a finalizar, así que, para llegar a la cabecera de la misma, tuvimos que realizar el recorrido a la inversa. Por supuesto, no llegamos a tiempo; conclusión: la manifa casi nos aplasta cuando llegamos a ella, así que nos apartamos para dejar pasar las primeras pancartas reivindicativas, que mira tú por donde, reivindicaban que la política no nos considera maricones en todo lugar, momento y circunstancia. No sabía yo que para hacer política hay que denotar en qué lado de la cama duerme uno.
Jose comenzó a exaltarse en ese momento, comenzando a gritar "slogans" reivindicativos que él consideraba adecuados para el momento:

-JOSE.- NOSOOOTRAS PARIMOS, NOSOOOTRAS DECIDIMOS!!!!!

Me llevó algún tiempo hacerle comprender que los maricones no tenían ninguna intención ni ningún interés en parir; parece que al final lo conseguí, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad.

En nuestro intento de integrarnos en la manifa, esperamos pacientemente a que fueran pasando los grupos políticos, aunque a puntito estuvimos de adjuntarnos al grupo de los anarquistas, ese era nuestro espíritu de reivindicación homosexual: la anarquía.

Sin embargo, desde nuestra posición en la plaza de Cibeles, veíamos bajar por Alcalá tooooda una muchedumbre de peña en torno a unas gigantescas formas que éramos incapaces de identificar. Alguien tras de nosotros comentó: "Mira, mira! por ahí vienen las carrozas!"
"Carrozas!?!?!?!?" -pensé yo- y me salió el acento: "ESTO YE UN CIRCOOOOO”. Por supuesto, esperamos a que se acercasen, con la lentitud propia de cualquier manifestación, y metidos entre la gente que se agolpaba en los laterales para ver el espectáculo.

Evidentemente, la gente que se apostaba a los lados de la calle por donde transcurría la manifestación circense, eran todos personal "normales" que iban a ver a los "monos de feria" disfrazados, y yo parecía totalmente un mono de feria disfrazado que iba a ver a la gente que iba a ver a los manifestantes. Las miradas de reprobación comenzaron a multiplicarse, y la gente se preguntaba por qué cojones estaba yo allí en lugar de estar marchando con el resto de los mariquitas disfrazados; en realidad sé que la gente se preguntaba eso porque yo mismo también me lo preguntaba.

La respuesta llegó al mismo tiempo que las carrozas. Pero antes asistimos pacientemente al paso de los mariquitas del PSOE, que gritaban todos a potente coro:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

a los mariquitas de IU, que a su vez gritaban:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE.... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

pues menuda libertad de expresión que piden los condenados, no? queriendo una manifestación pública de un hecho privado. Pero vamos a ver! Cómo cojones van a salir los mariquitas del PP a la calle, más aún, encima quieres que vayan a la manifestación pública anual de los maricones, pero qué se piensan estos, que son idiotas o qué!!!!????? Habría que ser verdaderamente gilipollas para ser del PP siendo mariquita, pero sería ya el colmo ser del PP, ser mariquita y encima GITARLO EN LA MANIFESTACIÓN DEL ORGULLO GAY! Sí claro, y los apedreamos por maricones, fachas y gilipollas, no!?

Luego el ambiente se relajó, y comenzaron a pasar por nuestros ojos:
los mariquitas de la Comunidad de Andalucía
los mariquitas de la Comunidad Valenciana
los mariquitas de la Comunidad de Castilla La Mancha
los mariquitas de la Comunidad de Catalunya
.... todos muy organizaditos por territorialidades, y yo, inocente de mí, no dando crédito, comprendí que ser mariquita no es nada si no va acompañado de una opción política y una territorialidad marcada

ah! los mariquitas de la Comunidad de Euskadi
y akí, el Jose se desbordó, claro!, como es vasco, comenzó de nuevo a gritar:

-JOSE.- GORA EUSKADI LIBREEEEEE! GORA EUSKADI LIBREEE!!

en seguida comencé con la segunda parte del discurso que había comenzado antes, y traté de nuevo de explicarle que en realidad, aunque él fuera vasco y aquella gente portara con orgullo La Ikurriña, aquello no era en realidad una manifestación política (en este punto he de reconocer que ni siquiera yo mismo estaba convencido de que tuviese razón). En todo caso, algo me impelió a insistir en mi razonamiento, y ello fue que estábamos justamente en frente del Cuartel General del Ejército; los soldaditos que estaban de guardia no tuvieron mejor idea, los pobrecillos, que asomarse a la terraza del edificio para ver el desfile, y mira tú que mala suerte, va el Jose y los ve! Pero eso no fue lo peor, lo peor fue que ellos también le vieron, claro que él hizo lo posible por conseguirlo, y algo más que lo posible, hizo lo improbable, lo inaudito, lo impropio, lo categóricamente prohibido por todas las normas de convivencia y por el sentido común más básico; el muy hijo de p.... no se le ocurre mejor cosa que ponerse a gritar como un poseso (madre! qué pulmones tiene el chiquillo) a gritar como un loco haciendo todos los aspavientos que pudo, saltando, agitando los brazos, justo en ese momento, justicamente cuando pasaban los mariquitas vascos por allí:

-JOSE.- SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABROUMHMHMHMHHMHMMMMMM!

ahí es donde yo le puse la mano en la boca porque supuse que no tendría tiempo de convencerle antes de que los soldaditos acabaran de cargar el arma y apuntar, que es precisamente lo que estaban haciendo.

Por suerte, llegaron las “Carrozas” (de todo tipo) y Jose encontró un nuevo medio de diversión. De repente me vi envuelto en la marabunta de la gente, no sé exactamente cómo, pero allí estaba, intentando sortear los tacones que amenazaban mis desprotegidas sandalias, los tiarrones anabolizados que ni siquiera me veían a su paso, las plumas sobre estructuras alámbricas que conformaban los vestidos de aquellos que iban vestidos, claro. Entre tanto, yo buscaba al pobrecillo Jose que seguramente estaba allí pasando más miedo que vergüenza, y me lo encuentro saltando detrás de un tipo vestido de negro, veo que el tipo tiene delante una cámara de TV, oigo al Jose gritando:

-JOSE.- MAMÁÁÁÁÁÁÁ, MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ

pensando que algo se me está escapando, analizo de nuevo la escena: ahora lo entiendo! era el reportero de Caiga Quien Caiga, y Jose estaba saltando delante de una cámara de ámbito nacional saludando a su madre en una manifestación de maricones, todo muy razonable, verdad? Claaaaroooo, hombre, ahora ve esto tu madre y le da un pasmo y lo ven tus amigos y en cuanto te bajes del autobús el próximo fin de semana te apalean con bates de béisbol, pero nada nada, tu asúmelo con dignidad y ya!

Jose, fiel a sus principios de compromiso social a favor de los maricones, de repente empezó a gritar de nuevo:

-JOSE.- MIRA! MIRA QUE PINTA! QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO CON ESOS DOS CABESTROS!!!

miramos hacia donde él apuntaba claramente con el dedo y vemos a dos travestis más altos que dos torres, inmensos, que al Jose le sacaban la cabeza y medio cuerpo; la escenita era realmente digna: el Jose señalando con el dedo, gritando eso de los cabestros y mirando para nosotros, que teníamos todos una cara de susto, una cara de : “AHORA LE DAN, AHORA LE METEN, COMO LE DEN UNA OSTIA, LO DESMONTAN” pero no!, mira, ellas, muy bien tomadas, lo espachurraron contra sí mismas mientras él seguía partiéndose el culo, y le decía a Elena, su novia, que le sacase una foto. La pobre Elenita, que ya no sabía dónde meterse de la vergüenza que estaba pasando, era incapaz de sacarle la foto, y ante el peligro de que el siguiera riéndose y diciendo barbaridades, reaccioné como pude, le arrebaté como pude la cámara a Elena, y le saqué la foto.

En mala hora se me ocurrió hacerle la primera. La carroza siguiente era la de los leather, llenita de tíos super-mega-hiper cachas vestidos de cuero negro y con una pinta de mala leche que te cagas:

-JOSE.- CON ESOS, ELENA, CON ESOS, SÁCAME UNA CON ESOS “CACHONDOS” DE GIMNASIO.

Elena, con más reflejos que yo en esta ocasión, puso la cámara en mis manos y salió corriendo escondida la cara entre las suyas. Cuando volví a mirar, el Jose ya no estaba, pero sí oía un EEEEEEEEOOOOOOOO EEEEEEEEOOOOOO conocido. Miré hacia arriba y vi al Jose que se había subido a la carroza y que estaba agarrando del hombro a uno de esos “cachondos”, como él los llamaba, que tenía por demás una cara de haber matado ya a dos o tres, con lo que no me parece que le hubiera sido muy difícil plantearse que podía matar a uno más. Le tiré la foto e inmediatamente le urgí a que saltase de la carroza. Saltó, sí, saltó sobre un tío más bien gordo que seguía el camión, y oí una voz lejanamente femenina que decía:

-VOZ.- CAGUNDIOS! COMO NO TE APARTES........!
-JOSE.- AAAAAAAHHHHHHH!!!!! ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, JODER, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA.......

Gracias a dios la voz de Jose se perdía en la muchedumbre mientras la “tía” avanzaba con la caravana.

Yo ya temía la siguiente, y hacía bien, por supuesto! La siguiente carroza era la de los mariquitas pijos, fíjate tú. Allí estaban encaramadas: María Jiménez, Alaska, Martirio, Cayetana Guillén Cuervo y no sé cuántos más de estos personajes, además de una serie de “no-personajes” que se veían radiantes de felicidad por estar donde estaban. Desde sus alturas, éstos iban repartiendo, qué digo!, tirando al aire cosas, qué cosas? fácil! SUS PROPIAS cosas, o sea, ejemplares de la revista Zero. El Jose empezó a gritar “again”:

-JOSE.- A MI! A MI!, YO QUIERO, QUIERO UNAAAAAAAAAAAAA!!!

Y sí, le dieron una, muy amablemente el tío que las repartía se la tendió y el Jose se acercó a recogerla, ufano, feliz, se volvió con ella y me miró sonriente; yo, invadido por una extraña sensación de protagonismo, de repente! también deseé una, y salí corriendo a todo correr detrás del camión que las repartía, que seguía, inexorable, su avance por la caravana; grité, grité denodadamente:

-YO.- A MI! A MI!, YO TAMBIÉN QUIEROOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

pero en esta ocasión el chico no podía, ante la marcha esa inexorable del camión, entregármela en mano, así que se decidió a lanzarme una, una!? UNA!!!!???? Me tiró cinco paks de dos revistas envueltas en celofán sobre un soporte de cartón duro como una piedra. Yo, que vi de repente cómo se me venía un alud de revistas encima, no vi sin embargo el bordillo del jardincillo con el que tropecé, yendo a caer justamente encima de dos tipos de esos “cachondos” con los que el Jose flirteaba alegremente, éstos, a su vez, cayeron encima de un grupo de cuatro lesbianas que también se vieron sorprendidas ante mi empuje, y todos, TODOS!: los “cachondos, las lesbianas, yo mismo y las revistas, caímos estrepitosamente al suelo, a los pies de uno de esos “cabestros” con los que el Jose era capaz de hacerse fotos de la manera más gratuita.

A mi no me trataron son tanta condescendencia, las miradas de odio dieron paso a los insultos, y de ahí se derivaba directamente a la agresión física. Por suerte, el Jose estaba al tanto y corrió a salvarme, levantándome del suelo y explicando a las vícitmas mis nulas aptitudes físicas para algo tan sencillo como correr detrás de un camión en plena manifestación del Orgullo Guay para coger al vuelo cinco ejemplares dobles de revistas envueltas en celofán sobre soporte de cartón-piedra, que es algo que él parecía haber estado haciendo toda la vida: HUMILLANTE!!!!

Ya nada más podía ocurrir! JA! los caminos de dios son insondables y las cosas del Jose incognoscibles!

De repente el Jose tomó conciencia de que, a parte de las carrozas de la propia manifestación, por entre nosotros pasaban también personajes de lo más peculiares, y se lanzó sin pensárselo ni un minuto ni medio ni nada, se lanzó –digo- a la caza y captura de los ejemplares más “llamativos”. De sopetón le vi salir corriendo, detrás de qué? Le seguí con la mirada y le veo agarrando por un brazo a un tipo de dos metros y medio, vestido de Abeja Maya, amarillo chillón chillón chillón, con una camiseta a rayas de todos los colores chillones que uno pueda imaginar, el tipo iba sobre patines, y eso le añadía más centímetros al asunto; el pobre Jose tuvo que correr como un loco para alcanzarlo, y, como no lo conseguía, decidió desarrollar otra estrategia, así que se agazapó detrás de una señal y esperó a que el patinador pasase por allí, para saltar inmediatamente y ponerse en su camino! El ostiazo fue brutal y mientras caían en aparatoso accidente el Jose gritaba:

-JOSE.- LO COGI, LO COGÍ. HACEDME UNA FOTO, RÁPIDO, QUE SE ESCAPAAAAAAA!!!!

Contra todo pronóstico, el patinador no le rompió la crisma, sino que encantado con el “atentado”, posó con su mejor disposición para una y cuantas fotos quisiéramos hacerle; estoy seguro que si hubiera sido yo el protagonista de esa historia, esos dos metros y medio de tío sobre patines me hubiesen destrozado la cara, las piernas y ya de paso la vida, pero no!, como era el Jose, todo era maravilloso y estúpidamente divertido!

Luego persiguió a dos lesbianas madres solteras, animal peligroso donde los haya; a dos maricas punkis; a un grupo de tres tiarrones de cabeza rapada y vestidos de cuero; varios osos, militares, posmodernos, modernillas, emplumados, heteroides, mulatos, chaperos, negros, maricas extranjeros, nacionales,...... todos ellos estaban encantados, encantados! ENCANTADOS! ENCANTADOOOOOOOSSSSSS!!!!!!!!!

Y YO!?!?!?! Y YOOOOOOOO!?!?!?! Yo estaba hasta los cojones del Jose, de la fiesta, de las maricas, del calor, de la peña y de sentirme marginado porque no era un hétero de mierda que se integraba en la fiesta como “EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO”.

Finalmente, el verdadero protagonista de la fiesta: EL JOSE, nos llevó a tomar una copa a una sidrería, UNA SIDRERÍA, donde tuve que pelearme con el dueño para que me dejara pasar, intentando convencerle de que mi disfraz de mariquita era puntual, y que yo en realidad era un tipo más normal que el jefe del grupo que acababa de entrar. Hubiera debido quedarme fuera: me miraba todo el mundo con una cara!!!! SI ES QUE ME MIRABAN HASTA LAS PUTAS CHINAS DE LAS PUTAS ROSAS!!!!
Desesperado, decidí abandonar la fiesta, marcharme a casa a llorar mis derrotar y abandonar para siempre el difícil mundo de los maricones, donde cualquier heterosexual puede convertirse en el centro de atención y cualquier maricón de pro, de los de toda la vida, puede resultar apaleado, vilipendiado, despreciado y marginado por sus congéneres.


Guillermo Sande

martes, julio 05, 2005

Shara

Shara:
novia
hermana
hija.

Shara niña,
por edad y apariencia.
Shara mujer
por los golpes de la vida.

Shara:
muy tierna
y súbitamente
madura.
Por la muerte,
por la falta.

Quiere ser
libélula azulada
no una hermana
de labios azules
y pelo morado.

Pasa de hija
a amante inmaculada,
sueña con ser
hembra deseada.

Ella, que cada mañana
resucita
reviviendo
ocupando,
el vacío.
Por una vida aniquilada.

Amiga Shara
grita
extraña,
habla, transita,
para no quedar
enajenada.

Shara:
mujer,
muchacha,
amiga...
te brindo mi esencia,
mis sueños,
mis alas de mariposa
para que con tus tristezas
hagas un ovillo de seda
y podamos jugar
a soñar
que nos aman.

Shara ha cumplido ventiún años, trabaja desde los dieciocho...El año pasado murío su madre y tiene un hermano a su cargo de veinticinco años (enfermo de esquizofrenia); su padre se borro cuando esta enfermedad aparecío...

Ausencia

Bandarra,
te marchaste,
saliste,
te borraste.
Y yo,
triste
fui cayendo
en un ritmo de tragedia.
Pero, entonces,
regresaste,
entraste
y me hallaste
desnuda
y atrapada en la red
de tu pasión.
De nuevo
te fuiste
y tu cuerpo perdí;
partiste
y regresaron mis lágrimas
que caían sobre el vacío.
Decidí desintegrarte,
pensé en ti
y en el olvido
dejé de aferrarme
a tus límites,
a tu cuerpo;
dejé que naciera el olvido
y que muriera el recuerdo,
deje de ser tóxica
y de embrujarte
con mi sexo...
María Alventosa

domingo, julio 03, 2005

BLUES DE BAGDAD

Entonces vi como la noche
poco a poco
se hundía detrás de las cúpulas
eran aquellas mismas cúpulas que derrotadas
se iban alejando de sus propios territorios
y también
entonces
te miré
y pude ver tus ojos distintos:
eran los ojos que señalaban el miedo
en esa noche
la noche del presagio inequívoco
la noche de las otras luces
las que
justamente
nunca queríamos mirar
te miré a los ojos
dije
porque buscaba en tu perfecta mirada
los ojos del amor
aquellos
que entendían a mis ojos
y mis ojos – que son otra cultura –
se embriagaron de tus ojos
que sutiles
enamoraban hasta los cielos.

Marcelo Marcolin

ELOGIO DE ALVENTOSA

EL PAÍS-Comunidad Valenciana, miércoles 11 de septiembre de 1996
Elogio de Alventosa
MANUEL TALENS

La ciudad de Valencia es un lugar tan aburrido en verano que hay quien piensa que fallece en junio, se pudre en agosto y resucita en el otoño. Yo siempre he creído que algo había de verdad en dicha alegoría, pues el olor inconfundible a retrete que exhalan sus alcantarillas durante los meses estivales parece afirmar esa calidad de cadáver corrupto.
Hoy, mientras escribo estas líneas que aparecerán más tarde en EL PAIS, es 29 de agosto y la conjunción de tal fecha con el hedor callejero me ha hecho recordar a un personaje pintoresco del ayer, aspirante inútil a la alcaldía de Valencia, que vivió toda su etapa adulta en el barrio del Pilar y que ha sido machaconamente olvidado por nuestros ediles desde aquel lejano 29 de agosto de 1917 en que murió. Estoy hablando de Hipólito Alventosa.
Es fácil para cualquier político municipal (yo diría que forma parte del cargo) ensalzar a Teodor Llorente —por muy execrable poeta que fuese— o a Vicente Blasco Ibáñez —por mucho que escribiera sus novelas, en mordaz comentario de don Pío Baroja, con la pluma de firmar los cheques—, pero lo que resulta inconcebible en estos lares es rendir pleitesía o bautizar calles con nombres de antihéroes valencianos. Hipólito Alventosa fue uno de ellos, quizás el mejor. Veamos lo que dicen de él los eruditos:
HIPÓLITO ALVENTOSA (Castellón 1860 - †Valencia 1917), mediocre y absurdo poeta simbolista, cuya obra no dejó el menor rastro (rescato aquí por pura equidad el título de uno de los libros que dio a la estampa: El papel desconforme, editado en 1896 y que contiene inconmensurables retruécanos kitsch) y que hoy es recordado principalmente a causa del agrio antagonismo que mantuvo durante siete años, recién nacido este siglo, con las autoridades eclesiásticas y administrativas de Valencia, malgastando todos sus bienes en la folclórica y anarquizante Unión Valenciana de Pecadores (UVP). Su programa, caso de haber logrado el control del Ayuntamiento, incluía políticas de tipo progresista (implantación gratuita de la sifiloterapia al mercurio en los burdeles, aspersión de las calles en verano con agua perfumada para contrarrestar la peste a letrina, prohibición a los ediles de ventosear por el ano y de escupir en el suelo durante las reuniones del concejo, etc., junto a otras de un misticismo descabellado, como por ejemplo la firme promesa de sustituir el nombre a la Bajada de San Francisco —hoy Marqués de Sotelo— por Bajada de la Santa Ramera María Magdalena). En 1914 fue declarado insano mental y terminó sus días en el manicomio de Jesús. (Cf. Manuel Sanchis Guarner: Relación de valencianos singulares, 1956).
Conozco de buena fuente una sabrosa anécdota en la que intervino Alventosa: mi abuelo, que en 1909 era un hombre joven, presenció aquel año en el Parterre un mitín improvisado de los unionistas y recordaba que el líder, vestido de anacoreta, enardecía a sus seguidores mediante arengas en favor del cambio social, de los mendigos, de las putas, de los ladrones honrados y de los sifilíticos, y lo más curioso es que la gente lo escuchaba con devoción; pronto aparecieron los guardias de la porra y se liaron a repartir leña entre los asistentes. Alventosa, que por lo visto tenía ínfulas de mártir, no sólo hizo caso omiso de quienes le conminaban a huir, sino que se mostró desafiante: “¡Fariseos, traidores!”, gritaba; pero no pudo añadir más, ya que un guindilla le dio tal palo en la cabeza que le abrió un tajo de a cuarta. “Dios te castigará, asesino, y antes de lo que crees...”, replicó el poeta/activista con la voz en un hilo, mientras se lo llevaban bañado en sangre. El guardia, como por milagro, se echó mano al torso y cayó fulminado (yo supongo que a causa de un infarto). “Te lo dije, maricón, arderás en los infiernos...”, musitó Alventosa, ya sin fuerzas.
Poco después, en 1910, el anarquista Pardiñas asesinó a Canalejas, Alventosa se volvió loco de atar, unos vinieron y otros se fueron, y la vida española, como canturreara el Iglesias, siguió igual que siempre.
Y yo me pregunto: ¿Acaso el tiempo no es capaz de borrar las cicatrices? ¿Para cuándo el homenaje de los valencianos a Hipólito Alventosa, doña Rita?

ITZULI

La conoció una mañana en la playa de Orio, treinta años atrás. Él entonces acampaba en cualquier sitio y aún creía en el porvenir. Era temprano, el sol apenas salía por el horizonte. Un perro caracoleaba en la arena y ella, con los pies descalzos, recogía conchas de mar. Le sonrió.
–Egun on.
–Lo siento –dijo él algo turbado–, no entiendo el vasco.
–Te acabo de dar los buenos días.
Anduvo un rato junto a la joven entre las mansas olas que venían a morir a sus pies.
–¿A qué te dedicas? –le preguntó ella.
­–A todo y a nada, pero en estos momentos estoy traduciendo un libro de poemas de Jim Morrison.
–¿El cantante de los Doors?
–Sí.
–Itzuli –dijo ella.
–¿Qué?
–En euskera itzuli significa traducir y también volver.
–Las palabras son viajeras –comentó él con timidez–, pero siempre regresan.
Ella asintió.
–Las personas también.
Hablaron poco más. La muchacha le regaló una concha nacarada y le dio un beso en la mejilla al decirle adiós. Había ya bastante luz y él pudo ver que sus ojos eran verdes, con un toque de ámbar.
Nunca supo su nombre.
Él teclea ante el ordenador. Su cuarto está en penumbra. Es muy temprano, el sol apenas sale por el horizonte y unos tenues rayos se cuelan a través de la ventana. Está traduciendo una novela que trata de un regreso y de la fuerza irresistible del deseo. Sobre la mesa, junto al paquete de cigarrillos, hay una concha de mar que ha conservado desde los años de su juventud. Se siente inquieto, algo va a suceder. «Itzuli», piensa, y nota en sus venas un fogonazo de adrenalina. Se levanta de la silla y, poseído por una extraña convicción, corre hacia la puerta de la casa y la abre con el pulso enloquecido.


Manuel Talens

Dama de las Estrellas

Dama de la estrellas,
compañera en mi vida.
El Unicornio,
tu siervo y
cuidador de tu cielo,
nos contempla
desde la atalaya de tus ojos...
Desde el antiguo
castillo de alas,
ensoñaciones
de realidades hermosas
y no marcadas,
te da
te ofrece...
Él y yo te bendecimos
y te otorgamos
nuevo nombre...
Bailarina de las nubes.
De un tintero y de mi pluma
saqué al unicornio,
lo puse en papel.
Recuerda,
el silencio de los sueños
no es silencio,
es respeto por ti
por tu persona.
Yo te bendigo
Dama de las Estrellas
y para ti pinto el cielo
de estrellas,
sueños,
ciudadelas,
torreones
y palacetes,
grifos,
elfos,
leviatanes,
hadas
y pegasos...
Cada sueño-estrella
será una lágrima,
cada letra
una mancha-espía,
veladora de tus fantasmas,
ellas son la tinta
que se vuelve lágrimas.
Al llorar
por tus heridas,
sanan tus emociones
y te regalan
una realidad
llena de color,
de azul
de un brillo intenso,
como la luz de tu mirada.
Salgamos,
Vivamos,
pues ya has olvidado
que Torquemada
existió,
que él existía,
como existe tu angustia...
Ella es,
el eco
de la risa del profeta,
con tu ansiedad
haces temblar
la baraja de los tiempos.
Permaneces...
Silvia,
Shara,
Dama de las Estrellas,
Morocha,
Oh mujer universal.
Aún veo.
Tu tiempo gira
dentro de ellos:
provocas pasiones,
enajenas humanos,
veterana vampiresa;
reina de estrellas.
Míralos:
son tus esclavos,
quieren comprar tus favores,
no saben...
Desde fuera me río
y bendigo
este momento,
porque ya creciste
y sigues entre
estrellas
y pegasos...
Porque
para nosotras,
sólo existe
el aquí y el ahora.
20 de Marzo de 2004
María Alventosa

INVITACIÓN

En Buenos Aires,
Presento mi libro "En Azul".
Te invito a soñar en azul,
el 21 de Julio de 2005,
en la Casa de Arte "Doña Rosa".
C/ Colón 279 -Quilmes -
Buenos Aires, a las 19,00 horas.
Presentará el libro Marcelo Marcolín:
Nacido en Buenos Aires en 1957 y miembro de la llamada Generación Subterránea que azotó parques y calles allá por los sesenta y principios de los ochenta.Fue editor y parte de diferentes publicaciones under, entre ellas: Artemisa, Antimitomania, El ojo de la Ballena, Rió de la plata. Colaboró en distintos medios gráfico como como colaborador y columnista.Participó en proyectos radicales y leyó sus trabajos en vuestro país y en el exterior.Fue premio Zargazazú 1986.Ha editado La coronación del príncipe mudo, Matecocido, La primera letra, Ángeles clandestinos. Integró las antologías: Nuevas Voces, Poemas para el alba próxima, Poemas de un peso, Anuario Antimitomania entre atrás. Siestas de Wincofin, entre otros.

Será una jornada de puertas abiertas,
así que si tienes alguien que necesite soñar,
o quizá un color,
invitalo a venir...
Acercate a los que nunca se acercan.
Gracias por venir,
entrar y quedarte.
Ni somos jueces,
ni queremos causas para juzgar.
Te esperamos.
María Alventosa Talens

Te amo porque tu género es neutro

Te amo.
Te amo
porque tu género es neutro.
Yo soy una escritora de segunda
que se siente muy débil,
porque no expresa bastante.
Estoy aquí, sentada,
en una silla azul;
he olvidado mi libro,
alguien escribirá sobre él
lo firmara un importante escritor.
Sus lectores serán gentes muy cultas
y querrán leer algo grande.
Yo he olvidado escribir mi libro
y mi mano de escritora está llena de miedos.
Quisiera que mis letras fueran sabias.
Soy una mujer honrada y terca,
pero no conozco a Dios.
Obsérvame:
debería estar en mi casa,
con mis hijos,
educando y Formando...
Y estoy aquí,
hablando de atracar bancos,
destruir políticos...
Ámame
y rompe las barreras de tu mente
tengo miedo y te deseo.
Estoy llena de anhelos,
quiero acercarme a los que nunca se acercan.
A veces quiero que mi corazón esté
vacío,
porque no tengo emociones,
las borro personalmente cada mañana...
Estoy sentada,
y soy una escritora mediocre,
reptante.
Centenares de folios rotos
hablan en la calle, de mí.
Sé que no crees en nada
que has gastado tu fe.
Tu pantalón azul,
te delata...
y yo soy una intrusa,
no sientas decepción
cuando hablo tanto de mí,
porque yo quiero amarte,
y por eso me desnudo, ante ti
desgastada de resacas.
Ahora que lo pienso
afán mío,
acabas de nacer, en mi mundo.
Te retornaré la fe
en la gente, en los cuentos...
Me dejas amarte, me dejas quererte,
mi ánimo se aquieta y tu fumas mientras escribo...
Te amo,
te amo porque tú eres distinto...


María Alventosa

LA SEXUALIDAD FEMENINA

La sexualidad femenina
en cinco escritoras del siglo XX.
Colette,
Violette Leduc,
Monique Wittig,
Marie Cardinal y
Catherine Millet

sábado, julio 02, 2005

¿Conoces la entrada del vértigo?

En nosotras,
que no hemos pactado mutaciones
por azar nos descubren sucesos...
ahora callo y no duermo.
Estábamos tan alegres,
antes yo creía en la muerte
y ahora hemos tocado fondo.
Otra vez, la noticia...
ahora no quiero saber,
de nuevo hemos tropezado.
En mi habitación el miedo me estudia,
la noticia hiere,
tu cáncer me descoloca,
la noticia me lanza
a la entrada del vértigo.
Adivino el desenlace en la consulta,
y tu escondido desencanto ante el médico.
Un opaco sentimiento,
cubre totalmente
de día y de noche,
antes y durante la consulta
la cabeza del oncólogo.
Tú...
disgustada por negociar
y situada en inferioridad de condiciones
a causa de los opacos sentimientos.
Llegado el momento:
esperar superar,
¿lo creerías posible,
17 noticias a la vez?
La poesía titulada Lucía
de escaso valor literario
encierra un significado único
titulado Amista.
En la entrada...
uno de los secretos más inteligentes
queda por explicar;
y aquí, en mi desencuentro,
abro el libro de silencios
más arriba
el ruido de un avión alarga el cielo,
más abajo,
la soledad
con mi miedo escondido,
hace parpadear la verdad,
y confiesa
que esta noche
eres tú el vértigo.
Ayer había un odioso gusano dentro de mi herida,
hoy habita en mi un espino.
mañana habrá una última hoguera
para la esperanza.
Mi alma se conforma y yo escribo,
mañana conduciré con la ventanilla abierta y el corazón cerrado
hacia la entrada del vértigo.
Ayer se me olvidó decirte que te quiero,
hoy la gente lo impidió,
mañana, ante el dolor de la noticia...
lo gritaré.

Noche del domingo al lunes del 3 al 4 de abril de 2005
María Alventosa Talens

Soy la mujer...

Soy la mujer que fuerza los lìmites en esta historia.
Soy la muchacha mala de la vida,
la hembra depravada de esta crónica.
Vosotros lo juzgaréis:
la que fornicó y fornicará con los hombres
para reirse de su género tan fatuo.
Al igual que la vida hizo conmigo,
haré yo con todo macho que se cruce en esta historia.
Les engañaré a todos a la vez y a ninguno,
pues no les pertenezco...
Cada día les quito su coraza y les dejo al desnudo,
me río delante su cuerpo al descubierto
y de su alma seducida y por esto desangelada.
Soy la encantadora de personas
manipuladora de hombres.
Con mis ademanes sutiles y mi mirada angelical,
los transporto a la cima del placer,
para, después, marchar...
dejales poseídos de mi maldad.
Soy la hembra perversa, para cuentos...
Soy la que escribe el final.


María Alventosa

viernes, julio 01, 2005

Teoría de la sinceridad

Me hiciste pensar,
Carlos...
amigo de poco tiempo,
pero no por ello
menos amigo.
Ves en mí la sensibilidad,
pero también la dureza de mis letras,
quizá sea mi dualidad...
No, nada de eso,
sencillamente soy
una mujer, rubia, alta,
de cabellos lacios y ojos claros.
Y, si, mi apariencia impresiona,
mi argumento atropella,
mi corazón asume el engaño,
Cuando se unen fuerzas,
compartimos emociones
e intercambiamos fluidos
el resultado es Tres.
Ël, tu y lo que surge
de esa conjunción...
Pasión,
devoción,
liberación y el delirio,
con él los deseos
de coexistir, compartir unir...
Cuando hablamos,
nos manifestamos,
sinceramos, declaramos, revelamos...
descolocamos...
Hay algo que falla,
la sociedad, él, yo, nosotros,
¿qué?, di, di, di...
No soy protocolaria
y, si persevero,
¿será mi exuberancia?,
quizá el desapego,
o más bien el pego,
di, desde la distancia,
¿qué falla?

A tres...

Quieres darme un nombre
quizá un papel,
bajo tu atractivo disfraz
de controlador de nada
y sobre tu ropa interior
M. emerge...
milagrosamente otras sensaciones.
De pronto
salta hecha añicos
tu condición de gay...
ayudado quizá por la explosión de M.
que parece estar dotada
de un agresivo uniforme
traspasador de Muros.
Y, siguiendo las instrucciones
dictadas por la pasión,
confundiendo más a G.
A las 22 horas y 13 minutos
G. pierde sus lentes ficticios
en la Isla del Tesoro.
Si lo interior concuerda con la realidad
las lentes de G. serán halladas
posteriormente por la diligente M.
en la calle del Oso.
G. correrá, buscará refugio
cuando comience el tiroteo,
mas la intención de M. es rematarlo,
que se balancee peligrosamente.
Nadie es tan apto para la comunicación
como M., I. y G.
todos ellos, los tres
saben decir:
te quiero, te quiero.
Nos vemos en la cueva,
nos encontramos
con la pintura, el arte, la sabana...
La llave está
debajo del felpudo.
Dos entran en acción
un gesto de I.
para otro de M.,
hacen conectar
el sistema eléctrico.
No quieren cerrar el sistema,
falta el tercero, G...
Ahora, los dos
piensan amenudo en G.,
en los labios de G.
en las uñas de G.
esas uñas pintadas de rojo.
Se levanta
la sesión
... ya dictada la sentencia
tres acceden a cumplirla,
besar tres bocas,
decir tres te quiero,
sentir tres pasiones,
renunciar a su género.
El uniforme de M.
se ha llevado
poco a poco
su ceguera.
El pubis de M.
se ha convertido en pregonero:
Hay un único néctar.
Hay una sola leyenda
su salvaje peregrinar por la nada más llena...
Una tiniebla penetra en ellos,
una bajada, tres vidas.
El destino final:
las alcantarillas.

María Alventosa