martes, julio 05, 2005

Ausencia

Bandarra,
te marchaste,
saliste,
te borraste.
Y yo,
triste
fui cayendo
en un ritmo de tragedia.
Pero, entonces,
regresaste,
entraste
y me hallaste
desnuda
y atrapada en la red
de tu pasión.
De nuevo
te fuiste
y tu cuerpo perdí;
partiste
y regresaron mis lágrimas
que caían sobre el vacío.
Decidí desintegrarte,
pensé en ti
y en el olvido
dejé de aferrarme
a tus límites,
a tu cuerpo;
dejé que naciera el olvido
y que muriera el recuerdo,
deje de ser tóxica
y de embrujarte
con mi sexo...
María Alventosa

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