viernes, julio 15, 2005

DÍA 28

Aca­bó de des­per­tar.
Des­de mi ven­ta­na veo a dos ni­ños arro­jan­do una pe­lo­ta.
Me con­cen­tro en ella.
Es de co­lo­res, pe­ro la veo en blan­co y ne­gro.
Uno de los ni­ños tra­ta de al­can­zar el cie­lo con la pe­lo­ta.
La ti­ra lo más al­to que pue­de ¿se­rá que siem­pre tra­ta­mos de
al­can­zar el cie­lo arro­jan­do lo que más que­re­mos?
La pe­lo­ta, no re­gre­sa, es­tá en el cie­lo... Co­mo Yo.
Na­da se mue­ve al­re­de­dor.
En la pa­rá­li­sis se rein­ven­tó el Uni­ver­so.
Un se­gun­do Big Bang.
La san­gre se de­rra­ma y me man­cha, pe­ro es por amor.
Con sue­ños que trans­cu­rren siem­pre ba­jo la lu­na lle­na

César Ricaurte

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