domingo, julio 10, 2005

EL DÏA DEL ORGULLO GUAY

EL ORGULLO GUAY.-

Después de toda una vida aguantando que mis amiguinos me tachasen de "NO COMPROMETIDO", nueva forma de marginar a un marginado desde dentro del propio grupo marginal, me decido.

Realmente siempre había tenido curiosidad por asistir a uno de esos eventos multitudinarios, y más si, como en esta ocasión, uno tiene la posibilidad de verlo tanto desde fuera como desde dentro.

Me preparé concienzudamente para la aventura, incluso conseguí como novio puntual a los efectos a un tipo IMPRESIONANTE de esos que dejan con la boca abierta a cualquier maricón que se precie.

Con todo, yo intentaba ponerme en mi lugar, y hablaba con quien realmente me convenció para ir: el Jose.
Empeñado en "reivindicar" (él, sí, sí, él) los derechos de los maricones, acabó convenciéndome para ir a la manifa, aunque no consiguió convencerme de sus altruistas intenciones; en realidad yo quería ir a ver a toda una serie de monos de feria protagonizando un desfile más de fiesta propagandística que de reivindicación real, que, por otra parte, es una lucha que ya está obsoleta, desde mi punto de vista al menos.

Llegado el día, me puse mi disfraz de mariquita, perfectamente estudiado para la ocasión: vaqueros ajustados y convertidos en "piratas" según el más puro estilo "punk" (o sea, enganchados con unos vulgares imperdibles de mierda que compré en un todo a 0.60 €) que tan de moda se ha puesto esta temporada en el mundillo gay; camiseta ajustada (compresiva, diría yo) y, por supuesto, sin mangas, marcando el poco o mucho músculo que uno tenga (en mi caso más bien poco); bolsito de moda, pequeño, pero compacto y amplio por dentro (amplio, amplio, y una mierda amplio!!! eso es lo que dicen, pero al final, como te han dicho que es amplio, tú empiezas a meter, y acabas reventándolo, y, haaaaalaaaaaaaa, a comprar otro, un poquito más grande, claro, y otra vez los mismo; o sea, que al final te acabas llevando la mochila de siempre pero habiéndote comprado entre medias los cinco tamaños de bolso correspondientes, vamos! un puto engañabobos), color? negro, faltaría más. O sea, que iba yo hecho un brazo de mar, o una piltrafa, según se mire (según lo miro yo iba completamente ridículo)

Pugné en todo caso por meterme en el papel lo más posible, y yo, que nunca me he cortado por manifestarme en cualquier parte de la manera que mejor me pareciese en ese momento (es por ello de la cantidad de veces que he metido la pata en el momento justo y menos adecuado), pues ese mismo yo me convencí de que ese era el momento y el lugar para mostrarse ante el mundo como inconfundiblemente MARICA.

Nos encaminamos hacia la manifa, habíamos quedado justamente en el punto donde iba a finalizar, así que, para llegar a la cabecera de la misma, tuvimos que realizar el recorrido a la inversa. Por supuesto, no llegamos a tiempo; conclusión: la manifa casi nos aplasta cuando llegamos a ella, así que nos apartamos para dejar pasar las primeras pancartas reivindicativas, que mira tú por donde, reivindicaban que la política no nos considera maricones en todo lugar, momento y circunstancia. No sabía yo que para hacer política hay que denotar en qué lado de la cama duerme uno.
Jose comenzó a exaltarse en ese momento, comenzando a gritar "slogans" reivindicativos que él consideraba adecuados para el momento:

-JOSE.- NOSOOOTRAS PARIMOS, NOSOOOTRAS DECIDIMOS!!!!!

Me llevó algún tiempo hacerle comprender que los maricones no tenían ninguna intención ni ningún interés en parir; parece que al final lo conseguí, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad.

En nuestro intento de integrarnos en la manifa, esperamos pacientemente a que fueran pasando los grupos políticos, aunque a puntito estuvimos de adjuntarnos al grupo de los anarquistas, ese era nuestro espíritu de reivindicación homosexual: la anarquía.

Sin embargo, desde nuestra posición en la plaza de Cibeles, veíamos bajar por Alcalá tooooda una muchedumbre de peña en torno a unas gigantescas formas que éramos incapaces de identificar. Alguien tras de nosotros comentó: "Mira, mira! por ahí vienen las carrozas!"
"Carrozas!?!?!?!?" -pensé yo- y me salió el acento: "ESTO YE UN CIRCOOOOO”. Por supuesto, esperamos a que se acercasen, con la lentitud propia de cualquier manifestación, y metidos entre la gente que se agolpaba en los laterales para ver el espectáculo.

Evidentemente, la gente que se apostaba a los lados de la calle por donde transcurría la manifestación circense, eran todos personal "normales" que iban a ver a los "monos de feria" disfrazados, y yo parecía totalmente un mono de feria disfrazado que iba a ver a la gente que iba a ver a los manifestantes. Las miradas de reprobación comenzaron a multiplicarse, y la gente se preguntaba por qué cojones estaba yo allí en lugar de estar marchando con el resto de los mariquitas disfrazados; en realidad sé que la gente se preguntaba eso porque yo mismo también me lo preguntaba.

La respuesta llegó al mismo tiempo que las carrozas. Pero antes asistimos pacientemente al paso de los mariquitas del PSOE, que gritaban todos a potente coro:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

a los mariquitas de IU, que a su vez gritaban:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE.... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

pues menuda libertad de expresión que piden los condenados, no? queriendo una manifestación pública de un hecho privado. Pero vamos a ver! Cómo cojones van a salir los mariquitas del PP a la calle, más aún, encima quieres que vayan a la manifestación pública anual de los maricones, pero qué se piensan estos, que son idiotas o qué!!!!????? Habría que ser verdaderamente gilipollas para ser del PP siendo mariquita, pero sería ya el colmo ser del PP, ser mariquita y encima GITARLO EN LA MANIFESTACIÓN DEL ORGULLO GAY! Sí claro, y los apedreamos por maricones, fachas y gilipollas, no!?

Luego el ambiente se relajó, y comenzaron a pasar por nuestros ojos:
los mariquitas de la Comunidad de Andalucía
los mariquitas de la Comunidad Valenciana
los mariquitas de la Comunidad de Castilla La Mancha
los mariquitas de la Comunidad de Catalunya
.... todos muy organizaditos por territorialidades, y yo, inocente de mí, no dando crédito, comprendí que ser mariquita no es nada si no va acompañado de una opción política y una territorialidad marcada

ah! los mariquitas de la Comunidad de Euskadi
y akí, el Jose se desbordó, claro!, como es vasco, comenzó de nuevo a gritar:

-JOSE.- GORA EUSKADI LIBREEEEEE! GORA EUSKADI LIBREEE!!

en seguida comencé con la segunda parte del discurso que había comenzado antes, y traté de nuevo de explicarle que en realidad, aunque él fuera vasco y aquella gente portara con orgullo La Ikurriña, aquello no era en realidad una manifestación política (en este punto he de reconocer que ni siquiera yo mismo estaba convencido de que tuviese razón). En todo caso, algo me impelió a insistir en mi razonamiento, y ello fue que estábamos justamente en frente del Cuartel General del Ejército; los soldaditos que estaban de guardia no tuvieron mejor idea, los pobrecillos, que asomarse a la terraza del edificio para ver el desfile, y mira tú que mala suerte, va el Jose y los ve! Pero eso no fue lo peor, lo peor fue que ellos también le vieron, claro que él hizo lo posible por conseguirlo, y algo más que lo posible, hizo lo improbable, lo inaudito, lo impropio, lo categóricamente prohibido por todas las normas de convivencia y por el sentido común más básico; el muy hijo de p.... no se le ocurre mejor cosa que ponerse a gritar como un poseso (madre! qué pulmones tiene el chiquillo) a gritar como un loco haciendo todos los aspavientos que pudo, saltando, agitando los brazos, justo en ese momento, justicamente cuando pasaban los mariquitas vascos por allí:

-JOSE.- SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABROUMHMHMHMHHMHMMMMMM!

ahí es donde yo le puse la mano en la boca porque supuse que no tendría tiempo de convencerle antes de que los soldaditos acabaran de cargar el arma y apuntar, que es precisamente lo que estaban haciendo.

Por suerte, llegaron las “Carrozas” (de todo tipo) y Jose encontró un nuevo medio de diversión. De repente me vi envuelto en la marabunta de la gente, no sé exactamente cómo, pero allí estaba, intentando sortear los tacones que amenazaban mis desprotegidas sandalias, los tiarrones anabolizados que ni siquiera me veían a su paso, las plumas sobre estructuras alámbricas que conformaban los vestidos de aquellos que iban vestidos, claro. Entre tanto, yo buscaba al pobrecillo Jose que seguramente estaba allí pasando más miedo que vergüenza, y me lo encuentro saltando detrás de un tipo vestido de negro, veo que el tipo tiene delante una cámara de TV, oigo al Jose gritando:

-JOSE.- MAMÁÁÁÁÁÁÁ, MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ

pensando que algo se me está escapando, analizo de nuevo la escena: ahora lo entiendo! era el reportero de Caiga Quien Caiga, y Jose estaba saltando delante de una cámara de ámbito nacional saludando a su madre en una manifestación de maricones, todo muy razonable, verdad? Claaaaroooo, hombre, ahora ve esto tu madre y le da un pasmo y lo ven tus amigos y en cuanto te bajes del autobús el próximo fin de semana te apalean con bates de béisbol, pero nada nada, tu asúmelo con dignidad y ya!

Jose, fiel a sus principios de compromiso social a favor de los maricones, de repente empezó a gritar de nuevo:

-JOSE.- MIRA! MIRA QUE PINTA! QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO CON ESOS DOS CABESTROS!!!

miramos hacia donde él apuntaba claramente con el dedo y vemos a dos travestis más altos que dos torres, inmensos, que al Jose le sacaban la cabeza y medio cuerpo; la escenita era realmente digna: el Jose señalando con el dedo, gritando eso de los cabestros y mirando para nosotros, que teníamos todos una cara de susto, una cara de : “AHORA LE DAN, AHORA LE METEN, COMO LE DEN UNA OSTIA, LO DESMONTAN” pero no!, mira, ellas, muy bien tomadas, lo espachurraron contra sí mismas mientras él seguía partiéndose el culo, y le decía a Elena, su novia, que le sacase una foto. La pobre Elenita, que ya no sabía dónde meterse de la vergüenza que estaba pasando, era incapaz de sacarle la foto, y ante el peligro de que el siguiera riéndose y diciendo barbaridades, reaccioné como pude, le arrebaté como pude la cámara a Elena, y le saqué la foto.

En mala hora se me ocurrió hacerle la primera. La carroza siguiente era la de los leather, llenita de tíos super-mega-hiper cachas vestidos de cuero negro y con una pinta de mala leche que te cagas:

-JOSE.- CON ESOS, ELENA, CON ESOS, SÁCAME UNA CON ESOS “CACHONDOS” DE GIMNASIO.

Elena, con más reflejos que yo en esta ocasión, puso la cámara en mis manos y salió corriendo escondida la cara entre las suyas. Cuando volví a mirar, el Jose ya no estaba, pero sí oía un EEEEEEEEOOOOOOOO EEEEEEEEOOOOOO conocido. Miré hacia arriba y vi al Jose que se había subido a la carroza y que estaba agarrando del hombro a uno de esos “cachondos”, como él los llamaba, que tenía por demás una cara de haber matado ya a dos o tres, con lo que no me parece que le hubiera sido muy difícil plantearse que podía matar a uno más. Le tiré la foto e inmediatamente le urgí a que saltase de la carroza. Saltó, sí, saltó sobre un tío más bien gordo que seguía el camión, y oí una voz lejanamente femenina que decía:

-VOZ.- CAGUNDIOS! COMO NO TE APARTES........!
-JOSE.- AAAAAAAHHHHHHH!!!!! ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, JODER, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA.......

Gracias a dios la voz de Jose se perdía en la muchedumbre mientras la “tía” avanzaba con la caravana.

Yo ya temía la siguiente, y hacía bien, por supuesto! La siguiente carroza era la de los mariquitas pijos, fíjate tú. Allí estaban encaramadas: María Jiménez, Alaska, Martirio, Cayetana Guillén Cuervo y no sé cuántos más de estos personajes, además de una serie de “no-personajes” que se veían radiantes de felicidad por estar donde estaban. Desde sus alturas, éstos iban repartiendo, qué digo!, tirando al aire cosas, qué cosas? fácil! SUS PROPIAS cosas, o sea, ejemplares de la revista Zero. El Jose empezó a gritar “again”:

-JOSE.- A MI! A MI!, YO QUIERO, QUIERO UNAAAAAAAAAAAAA!!!

Y sí, le dieron una, muy amablemente el tío que las repartía se la tendió y el Jose se acercó a recogerla, ufano, feliz, se volvió con ella y me miró sonriente; yo, invadido por una extraña sensación de protagonismo, de repente! también deseé una, y salí corriendo a todo correr detrás del camión que las repartía, que seguía, inexorable, su avance por la caravana; grité, grité denodadamente:

-YO.- A MI! A MI!, YO TAMBIÉN QUIEROOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

pero en esta ocasión el chico no podía, ante la marcha esa inexorable del camión, entregármela en mano, así que se decidió a lanzarme una, una!? UNA!!!!???? Me tiró cinco paks de dos revistas envueltas en celofán sobre un soporte de cartón duro como una piedra. Yo, que vi de repente cómo se me venía un alud de revistas encima, no vi sin embargo el bordillo del jardincillo con el que tropecé, yendo a caer justamente encima de dos tipos de esos “cachondos” con los que el Jose flirteaba alegremente, éstos, a su vez, cayeron encima de un grupo de cuatro lesbianas que también se vieron sorprendidas ante mi empuje, y todos, TODOS!: los “cachondos, las lesbianas, yo mismo y las revistas, caímos estrepitosamente al suelo, a los pies de uno de esos “cabestros” con los que el Jose era capaz de hacerse fotos de la manera más gratuita.

A mi no me trataron son tanta condescendencia, las miradas de odio dieron paso a los insultos, y de ahí se derivaba directamente a la agresión física. Por suerte, el Jose estaba al tanto y corrió a salvarme, levantándome del suelo y explicando a las vícitmas mis nulas aptitudes físicas para algo tan sencillo como correr detrás de un camión en plena manifestación del Orgullo Guay para coger al vuelo cinco ejemplares dobles de revistas envueltas en celofán sobre soporte de cartón-piedra, que es algo que él parecía haber estado haciendo toda la vida: HUMILLANTE!!!!

Ya nada más podía ocurrir! JA! los caminos de dios son insondables y las cosas del Jose incognoscibles!

De repente el Jose tomó conciencia de que, a parte de las carrozas de la propia manifestación, por entre nosotros pasaban también personajes de lo más peculiares, y se lanzó sin pensárselo ni un minuto ni medio ni nada, se lanzó –digo- a la caza y captura de los ejemplares más “llamativos”. De sopetón le vi salir corriendo, detrás de qué? Le seguí con la mirada y le veo agarrando por un brazo a un tipo de dos metros y medio, vestido de Abeja Maya, amarillo chillón chillón chillón, con una camiseta a rayas de todos los colores chillones que uno pueda imaginar, el tipo iba sobre patines, y eso le añadía más centímetros al asunto; el pobre Jose tuvo que correr como un loco para alcanzarlo, y, como no lo conseguía, decidió desarrollar otra estrategia, así que se agazapó detrás de una señal y esperó a que el patinador pasase por allí, para saltar inmediatamente y ponerse en su camino! El ostiazo fue brutal y mientras caían en aparatoso accidente el Jose gritaba:

-JOSE.- LO COGI, LO COGÍ. HACEDME UNA FOTO, RÁPIDO, QUE SE ESCAPAAAAAAA!!!!

Contra todo pronóstico, el patinador no le rompió la crisma, sino que encantado con el “atentado”, posó con su mejor disposición para una y cuantas fotos quisiéramos hacerle; estoy seguro que si hubiera sido yo el protagonista de esa historia, esos dos metros y medio de tío sobre patines me hubiesen destrozado la cara, las piernas y ya de paso la vida, pero no!, como era el Jose, todo era maravilloso y estúpidamente divertido!

Luego persiguió a dos lesbianas madres solteras, animal peligroso donde los haya; a dos maricas punkis; a un grupo de tres tiarrones de cabeza rapada y vestidos de cuero; varios osos, militares, posmodernos, modernillas, emplumados, heteroides, mulatos, chaperos, negros, maricas extranjeros, nacionales,...... todos ellos estaban encantados, encantados! ENCANTADOS! ENCANTADOOOOOOOSSSSSS!!!!!!!!!

Y YO!?!?!?! Y YOOOOOOOO!?!?!?! Yo estaba hasta los cojones del Jose, de la fiesta, de las maricas, del calor, de la peña y de sentirme marginado porque no era un hétero de mierda que se integraba en la fiesta como “EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO”.

Finalmente, el verdadero protagonista de la fiesta: EL JOSE, nos llevó a tomar una copa a una sidrería, UNA SIDRERÍA, donde tuve que pelearme con el dueño para que me dejara pasar, intentando convencerle de que mi disfraz de mariquita era puntual, y que yo en realidad era un tipo más normal que el jefe del grupo que acababa de entrar. Hubiera debido quedarme fuera: me miraba todo el mundo con una cara!!!! SI ES QUE ME MIRABAN HASTA LAS PUTAS CHINAS DE LAS PUTAS ROSAS!!!!
Desesperado, decidí abandonar la fiesta, marcharme a casa a llorar mis derrotar y abandonar para siempre el difícil mundo de los maricones, donde cualquier heterosexual puede convertirse en el centro de atención y cualquier maricón de pro, de los de toda la vida, puede resultar apaleado, vilipendiado, despreciado y marginado por sus congéneres.














Después de toda una vida aguantando que mis amiguinos me tachasen de "NO COMPROMETIDO", nueva forma de marginar a un marginado desde dentro del propio grupo marginal, me decido.

Realmente siempre había tenido curiosidad por asistir a uno de esos eventos multitudinarios, y más si, como en esta ocasión, uno tiene la posibilidad de verlo tanto desde fuera como desde dentro.

Me preparé concienzudamente para la aventura, incluso conseguí como novio puntual a los efectos a un tipo IMPRESIONANTE de esos que dejan con la boca abierta a cualquier maricón que se precie.

Con todo, yo intentaba ponerme en mi lugar, y hablaba con quien realmente me convenció para ir: el Jose.
Empeñado en "reivindicar" (él, sí, sí, él) los derechos de los maricones, acabó convenciéndome para ir a la manifa, aunque no consiguió convencerme de sus altruistas intenciones; en realidad yo quería ir a ver a toda una serie de monos de feria protagonizando un desfile más de fiesta propagandística que de reivindicación real, que, por otra parte, es una lucha que ya está obsoleta, desde mi punto de vista al menos.

Llegado el día, me puse mi disfraz de mariquita, perfectamente estudiado para la ocasión: vaqueros ajustados y convertidos en "piratas" según el más puro estilo "punk" (o sea, enganchados con unos vulgares imperdibles de mierda que compré en un todo a 0.60 €) que tan de moda se ha puesto esta temporada en el mundillo gay; camiseta ajustada (compresiva, diría yo) y, por supuesto, sin mangas, marcando el poco o mucho músculo que uno tenga (en mi caso más bien poco); bolsito de moda, pequeño, pero compacto y amplio por dentro (amplio, amplio, y una mierda amplio!!! eso es lo que dicen, pero al final, como te han dicho que es amplio, tú empiezas a meter, y acabas reventándolo, y, haaaaalaaaaaaaa, a comprar otro, un poquito más grande, claro, y otra vez los mismo; o sea, que al final te acabas llevando la mochila de siempre pero habiéndote comprado entre medias los cinco tamaños de bolso correspondientes, vamos! un puto engañabobos), color? negro, faltaría más. O sea, que iba yo hecho un brazo de mar, o una piltrafa, según se mire (según lo miro yo iba completamente ridículo)

Pugné en todo caso por meterme en el papel lo más posible, y yo, que nunca me he cortado por manifestarme en cualquier parte de la manera que mejor me pareciese en ese momento (es por ello de la cantidad de veces que he metido la pata en el momento justo y menos adecuado), pues ese mismo yo me convencí de que ese era el momento y el lugar para mostrarse ante el mundo como inconfundiblemente MARICA.

Nos encaminamos hacia la manifa, habíamos quedado justamente en el punto donde iba a finalizar, así que, para llegar a la cabecera de la misma, tuvimos que realizar el recorrido a la inversa. Por supuesto, no llegamos a tiempo; conclusión: la manifa casi nos aplasta cuando llegamos a ella, así que nos apartamos para dejar pasar las primeras pancartas reivindicativas, que mira tú por donde, reivindicaban que la política no nos considera maricones en todo lugar, momento y circunstancia. No sabía yo que para hacer política hay que denotar en qué lado de la cama duerme uno.
Jose comenzó a exaltarse en ese momento, comenzando a gritar "slogans" reivindicativos que él consideraba adecuados para el momento:

-JOSE.- NOSOOOTRAS PARIMOS, NOSOOOTRAS DECIDIMOS!!!!!

Me llevó algún tiempo hacerle comprender que los maricones no tenían ninguna intención ni ningún interés en parir; parece que al final lo conseguí, pero no sé si fue peor el remedio que la enfermedad.

En nuestro intento de integrarnos en la manifa, esperamos pacientemente a que fueran pasando los grupos políticos, aunque a puntito estuvimos de adjuntarnos al grupo de los anarquistas, ese era nuestro espíritu de reivindicación homosexual: la anarquía.

Sin embargo, desde nuestra posición en la plaza de Cibeles, veíamos bajar por Alcalá tooooda una muchedumbre de peña en torno a unas gigantescas formas que éramos incapaces de identificar. Alguien tras de nosotros comentó: "Mira, mira! por ahí vienen las carrozas!"
"Carrozas!?!?!?!?" -pensé yo- y me salió el acento: "ESTO YE UN CIRCOOOOO”. Por supuesto, esperamos a que se acercasen, con la lentitud propia de cualquier manifestación, y metidos entre la gente que se agolpaba en los laterales para ver el espectáculo.

Evidentemente, la gente que se apostaba a los lados de la calle por donde transcurría la manifestación circense, eran todos personal "normales" que iban a ver a los "monos de feria" disfrazados, y yo parecía totalmente un mono de feria disfrazado que iba a ver a la gente que iba a ver a los manifestantes. Las miradas de reprobación comenzaron a multiplicarse, y la gente se preguntaba por qué cojones estaba yo allí en lugar de estar marchando con el resto de los mariquitas disfrazados; en realidad sé que la gente se preguntaba eso porque yo mismo también me lo preguntaba.

La respuesta llegó al mismo tiempo que las carrozas. Pero antes asistimos pacientemente al paso de los mariquitas del PSOE, que gritaban todos a potente coro:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

a los mariquitas de IU, que a su vez gritaban:

-TODOS.- NO SE VE, NO SE VE.... A LOS MARIQUITAS DEL PP.

pues menuda libertad de expresión que piden los condenados, no? queriendo una manifestación pública de un hecho privado. Pero vamos a ver! Cómo cojones van a salir los mariquitas del PP a la calle, más aún, encima quieres que vayan a la manifestación pública anual de los maricones, pero qué se piensan estos, que son idiotas o qué!!!!????? Habría que ser verdaderamente gilipollas para ser del PP siendo mariquita, pero sería ya el colmo ser del PP, ser mariquita y encima GITARLO EN LA MANIFESTACIÓN DEL ORGULLO GAY! Sí claro, y los apedreamos por maricones, fachas y gilipollas, no!?

Luego el ambiente se relajó, y comenzaron a pasar por nuestros ojos:
los mariquitas de la Comunidad de Andalucía
los mariquitas de la Comunidad Valenciana
los mariquitas de la Comunidad de Castilla La Mancha
los mariquitas de la Comunidad de Catalunya
.... todos muy organizaditos por territorialidades, y yo, inocente de mí, no dando crédito, comprendí que ser mariquita no es nada si no va acompañado de una opción política y una territorialidad marcada

ah! los mariquitas de la Comunidad de Euskadi
y akí, el Jose se desbordó, claro!, como es vasco, comenzó de nuevo a gritar:

-JOSE.- GORA EUSKADI LIBREEEEEE! GORA EUSKADI LIBREEE!!

en seguida comencé con la segunda parte del discurso que había comenzado antes, y traté de nuevo de explicarle que en realidad, aunque él fuera vasco y aquella gente portara con orgullo La Ikurriña, aquello no era en realidad una manifestación política (en este punto he de reconocer que ni siquiera yo mismo estaba convencido de que tuviese razón). En todo caso, algo me impelió a insistir en mi razonamiento, y ello fue que estábamos justamente en frente del Cuartel General del Ejército; los soldaditos que estaban de guardia no tuvieron mejor idea, los pobrecillos, que asomarse a la terraza del edificio para ver el desfile, y mira tú que mala suerte, va el Jose y los ve! Pero eso no fue lo peor, lo peor fue que ellos también le vieron, claro que él hizo lo posible por conseguirlo, y algo más que lo posible, hizo lo improbable, lo inaudito, lo impropio, lo categóricamente prohibido por todas las normas de convivencia y por el sentido común más básico; el muy hijo de p.... no se le ocurre mejor cosa que ponerse a gritar como un poseso (madre! qué pulmones tiene el chiquillo) a gritar como un loco haciendo todos los aspavientos que pudo, saltando, agitando los brazos, justo en ese momento, justicamente cuando pasaban los mariquitas vascos por allí:

-JOSE.- SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABRONES! ESOS SÍ SON MARICONES!
SOLDADOS! CABROUMHMHMHMHHMHMMMMMM!

ahí es donde yo le puse la mano en la boca porque supuse que no tendría tiempo de convencerle antes de que los soldaditos acabaran de cargar el arma y apuntar, que es precisamente lo que estaban haciendo.

Por suerte, llegaron las “Carrozas” (de todo tipo) y Jose encontró un nuevo medio de diversión. De repente me vi envuelto en la marabunta de la gente, no sé exactamente cómo, pero allí estaba, intentando sortear los tacones que amenazaban mis desprotegidas sandalias, los tiarrones anabolizados que ni siquiera me veían a su paso, las plumas sobre estructuras alámbricas que conformaban los vestidos de aquellos que iban vestidos, claro. Entre tanto, yo buscaba al pobrecillo Jose que seguramente estaba allí pasando más miedo que vergüenza, y me lo encuentro saltando detrás de un tipo vestido de negro, veo que el tipo tiene delante una cámara de TV, oigo al Jose gritando:

-JOSE.- MAMÁÁÁÁÁÁÁ, MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ

pensando que algo se me está escapando, analizo de nuevo la escena: ahora lo entiendo! era el reportero de Caiga Quien Caiga, y Jose estaba saltando delante de una cámara de ámbito nacional saludando a su madre en una manifestación de maricones, todo muy razonable, verdad? Claaaaroooo, hombre, ahora ve esto tu madre y le da un pasmo y lo ven tus amigos y en cuanto te bajes del autobús el próximo fin de semana te apalean con bates de béisbol, pero nada nada, tu asúmelo con dignidad y ya!

Jose, fiel a sus principios de compromiso social a favor de los maricones, de repente empezó a gritar de nuevo:

-JOSE.- MIRA! MIRA QUE PINTA! QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO, QUIERO UNA FOTO CON ESOS DOS CABESTROS!!!

miramos hacia donde él apuntaba claramente con el dedo y vemos a dos travestis más altos que dos torres, inmensos, que al Jose le sacaban la cabeza y medio cuerpo; la escenita era realmente digna: el Jose señalando con el dedo, gritando eso de los cabestros y mirando para nosotros, que teníamos todos una cara de susto, una cara de : “AHORA LE DAN, AHORA LE METEN, COMO LE DEN UNA OSTIA, LO DESMONTAN” pero no!, mira, ellas, muy bien tomadas, lo espachurraron contra sí mismas mientras él seguía partiéndose el culo, y le decía a Elena, su novia, que le sacase una foto. La pobre Elenita, que ya no sabía dónde meterse de la vergüenza que estaba pasando, era incapaz de sacarle la foto, y ante el peligro de que el siguiera riéndose y diciendo barbaridades, reaccioné como pude, le arrebaté como pude la cámara a Elena, y le saqué la foto.

En mala hora se me ocurrió hacerle la primera. La carroza siguiente era la de los leather, llenita de tíos super-mega-hiper cachas vestidos de cuero negro y con una pinta de mala leche que te cagas:

-JOSE.- CON ESOS, ELENA, CON ESOS, SÁCAME UNA CON ESOS “CACHONDOS” DE GIMNASIO.

Elena, con más reflejos que yo en esta ocasión, puso la cámara en mis manos y salió corriendo escondida la cara entre las suyas. Cuando volví a mirar, el Jose ya no estaba, pero sí oía un EEEEEEEEOOOOOOOO EEEEEEEEOOOOOO conocido. Miré hacia arriba y vi al Jose que se había subido a la carroza y que estaba agarrando del hombro a uno de esos “cachondos”, como él los llamaba, que tenía por demás una cara de haber matado ya a dos o tres, con lo que no me parece que le hubiera sido muy difícil plantearse que podía matar a uno más. Le tiré la foto e inmediatamente le urgí a que saltase de la carroza. Saltó, sí, saltó sobre un tío más bien gordo que seguía el camión, y oí una voz lejanamente femenina que decía:

-VOZ.- CAGUNDIOS! COMO NO TE APARTES........!
-JOSE.- AAAAAAAHHHHHHH!!!!! ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, JODER, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA, ES UNA TÍA.......

Gracias a dios la voz de Jose se perdía en la muchedumbre mientras la “tía” avanzaba con la caravana.

Yo ya temía la siguiente, y hacía bien, por supuesto! La siguiente carroza era la de los mariquitas pijos, fíjate tú. Allí estaban encaramadas: María Jiménez, Alaska, Martirio, Cayetana Guillén Cuervo y no sé cuántos más de estos personajes, además de una serie de “no-personajes” que se veían radiantes de felicidad por estar donde estaban. Desde sus alturas, éstos iban repartiendo, qué digo!, tirando al aire cosas, qué cosas? fácil! SUS PROPIAS cosas, o sea, ejemplares de la revista Zero. El Jose empezó a gritar “again”:

-JOSE.- A MI! A MI!, YO QUIERO, QUIERO UNAAAAAAAAAAAAA!!!

Y sí, le dieron una, muy amablemente el tío que las repartía se la tendió y el Jose se acercó a recogerla, ufano, feliz, se volvió con ella y me miró sonriente; yo, invadido por una extraña sensación de protagonismo, de repente! también deseé una, y salí corriendo a todo correr detrás del camión que las repartía, que seguía, inexorable, su avance por la caravana; grité, grité denodadamente:

-YO.- A MI! A MI!, YO TAMBIÉN QUIEROOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!

pero en esta ocasión el chico no podía, ante la marcha esa inexorable del camión, entregármela en mano, así que se decidió a lanzarme una, una!? UNA!!!!???? Me tiró cinco paks de dos revistas envueltas en celofán sobre un soporte de cartón duro como una piedra. Yo, que vi de repente cómo se me venía un alud de revistas encima, no vi sin embargo el bordillo del jardincillo con el que tropecé, yendo a caer justamente encima de dos tipos de esos “cachondos” con los que el Jose flirteaba alegremente, éstos, a su vez, cayeron encima de un grupo de cuatro lesbianas que también se vieron sorprendidas ante mi empuje, y todos, TODOS!: los “cachondos, las lesbianas, yo mismo y las revistas, caímos estrepitosamente al suelo, a los pies de uno de esos “cabestros” con los que el Jose era capaz de hacerse fotos de la manera más gratuita.

A mi no me trataron son tanta condescendencia, las miradas de odio dieron paso a los insultos, y de ahí se derivaba directamente a la agresión física. Por suerte, el Jose estaba al tanto y corrió a salvarme, levantándome del suelo y explicando a las vícitmas mis nulas aptitudes físicas para algo tan sencillo como correr detrás de un camión en plena manifestación del Orgullo Guay para coger al vuelo cinco ejemplares dobles de revistas envueltas en celofán sobre soporte de cartón-piedra, que es algo que él parecía haber estado haciendo toda la vida: HUMILLANTE!!!!

Ya nada más podía ocurrir! JA! los caminos de dios son insondables y las cosas del Jose incognoscibles!

De repente el Jose tomó conciencia de que, a parte de las carrozas de la propia manifestación, por entre nosotros pasaban también personajes de lo más peculiares, y se lanzó sin pensárselo ni un minuto ni medio ni nada, se lanzó –digo- a la caza y captura de los ejemplares más “llamativos”. De sopetón le vi salir corriendo, detrás de qué? Le seguí con la mirada y le veo agarrando por un brazo a un tipo de dos metros y medio, vestido de Abeja Maya, amarillo chillón chillón chillón, con una camiseta a rayas de todos los colores chillones que uno pueda imaginar, el tipo iba sobre patines, y eso le añadía más centímetros al asunto; el pobre Jose tuvo que correr como un loco para alcanzarlo, y, como no lo conseguía, decidió desarrollar otra estrategia, así que se agazapó detrás de una señal y esperó a que el patinador pasase por allí, para saltar inmediatamente y ponerse en su camino! El ostiazo fue brutal y mientras caían en aparatoso accidente el Jose gritaba:

-JOSE.- LO COGI, LO COGÍ. HACEDME UNA FOTO, RÁPIDO, QUE SE ESCAPAAAAAAA!!!!

Contra todo pronóstico, el patinador no le rompió la crisma, sino que encantado con el “atentado”, posó con su mejor disposición para una y cuantas fotos quisiéramos hacerle; estoy seguro que si hubiera sido yo el protagonista de esa historia, esos dos metros y medio de tío sobre patines me hubiesen destrozado la cara, las piernas y ya de paso la vida, pero no!, como era el Jose, todo era maravilloso y estúpidamente divertido!

Luego persiguió a dos lesbianas madres solteras, animal peligroso donde los haya; a dos maricas punkis; a un grupo de tres tiarrones de cabeza rapada y vestidos de cuero; varios osos, militares, posmodernos, modernillas, emplumados, heteroides, mulatos, chaperos, negros, maricas extranjeros, nacionales,...... todos ellos estaban encantados, encantados! ENCANTADOS! ENCANTADOOOOOOOSSSSSS!!!!!!!!!

Y YO!?!?!?! Y YOOOOOOOO!?!?!?! Yo estaba hasta los cojones del Jose, de la fiesta, de las maricas, del calor, de la peña y de sentirme marginado porque no era un hétero de mierda que se integraba en la fiesta como “EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO”.

Finalmente, el verdadero protagonista de la fiesta: EL JOSE, nos llevó a tomar una copa a una sidrería, UNA SIDRERÍA, donde tuve que pelearme con el dueño para que me dejara pasar, intentando convencerle de que mi disfraz de mariquita era puntual, y que yo en realidad era un tipo más normal que el jefe del grupo que acababa de entrar. Hubiera debido quedarme fuera: me miraba todo el mundo con una cara!!!! SI ES QUE ME MIRABAN HASTA LAS PUTAS CHINAS DE LAS PUTAS ROSAS!!!!
Desesperado, decidí abandonar la fiesta, marcharme a casa a llorar mis derrotar y abandonar para siempre el difícil mundo de los maricones, donde cualquier heterosexual puede convertirse en el centro de atención y cualquier maricón de pro, de los de toda la vida, puede resultar apaleado, vilipendiado, despreciado y marginado por sus congéneres.


Guillermo Sande

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