Añadimos como forma de ayuda el siguiente ritual:
“Cada vez que volemos en un avión, sentémonos con la espalda muy recta y cerremos los ojos en el momento del despegue, intentando conectarnos con la fuente divina. Una vez conectados, emitamos pensamientos de amor y luz para las víctimas y afectados por este accidente, y también para todos aquellos que sufren en cualquier rincón del mundo, aunque no les conozcamos. Según el avión se eleva al cielo, pensemos en el concepto de fraternidad y de prójimo. Según el avión se eleva al cielo, hagamos el compromiso para que, en el tiempo que estemos en la Tierra, seamos un instrumento de la divinidad para irradiar luz y amor”.
Gracias
Fundación
ANANTA
Al SERVICIO DE LA ARMOÍA PLANETARIA
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