martes, enero 30, 2007

CIUDAD DEL SOL

Marcela GeredaLa Insignia. España, octubre del 2006.


Cada día, cuando amanece en la hermosa y protegida colonia Ciudad del Sol (1), un grupo de jóvenes entre covachas y barrancos, marihuana, tatuajes y alcohol, se levanta con el día, con la primera doctrina de la "clika" (2): vivir para matar. Extorsiones y homicidios, robo y delito, violaciones y asaltos, delincuencia y secuestro. Sicarios y traficantes se dan cita para dar continuidad a su manera de estar en el mundo: Vivir para matar.
Nacidos de la guerra en Guatemala y El Salvador. Hijos de la marginalidad y la falta de futuro, la miseria y el olvido. Emerge la Ciudad del Sol como metáfora guatemalteca de la forma de vida de miles de jóvenes centroamericanos en los barrios marginales en Centroamérica. Es desde Ciudad del Sol, en la zona 4 de Villa Nueva (Guatemala), donde estos jóvenes ( hommies) reclutan a sus dirigentes (Los primer palabra) para que extiendan su dominio en el territorio nacional y tener las operaciones coordinados con la clika en (El Salvador) y otras coordenadas centroamericanas.
Lágrimas tatuadas por muertes ejecutadas, graffiti con nombres de jóvenes asesinados y sus símbolos cohesivos. Lenguaje corporal. Códigos y normas sociales, jerga y gestos propios. Regetton, muerte y marihuana dan sentido a la vida de estas culturas urbanas en extensión masiva por el trópico centroamericano: doctrinas, filosofías, ritos y hábitos dan la cohesión que no les da su sociedad ni su familia; por ello los hommies funcionan como familia, a la cual deben sumisión y fidelidad absoluta.
Cada una de las maras (3) (pandillas) es regida por un primer palabra (líder), quien es responsable de dos grupos (tuchas): el primero se encarga de cobrar el impuesto de circulación y de guerra, y, el segundo de exterminar a cualquier ciudadano que ronde la zona y se resista a las extorsiones o a algún contrincante; por ejemplo los rivales de la mara Salvatrucha son la Mara-18.
Las maras centroamericanas surgieron en contextos sociales y políticos conflictivos (guerras civiles), por la nula movilidad social y económica, el desempleo, la violencia y la deportación de muchos jóvenes durante los años de las guerras civiles como parte de una redefinición de las políticas migratorias estadounidenses.
Esta cultura popular y mestiza centroamericana ni encaja ni es competitiva con la lógica globalizadora. Miles de jóvenes transitan cotidianamente la frontera líquida de popularización y marginalización.
Al vivir en la marginalidad, se genera una manera marginal de ver el mundo y de actuar en él. La inmovilidad social se convierte el arma mortal y motora de su manera de habitar el mundo.
Según el sociólogo mexicano José Manuel Valenzuela, las cifras que manejan las fuerzas policiales al finalizar el año 2003 ascienden en Nicaragua a unos 20.000 mareros pertenecientes a 1.058 pandillas, mientras en El Salvador se contabilizaron 10.500 mareros divididos en cuatro grandes pandillas y en Guatemala 14.000 que actuaban en 434 maras. Señala también Valenzuela que en Estados Unidos, la policía de Los Ángeles considera que en la actualidad la mara Salvatrucha (MS), uno de los grupos más importantes, está compuesta por más de 600 pandillas en esa ciudad y más de 20.000 en Estados Unidos.
Estos jóvenes de mi generación (década de los ochenta) que crecieron en contexto hostil y precario, huérfanos de ex policías y ex militares, hoy no encuentran un espacio digno en la sociedad, ni opciones de vida más justas para salir de su sistema de vida (muerte). La existencia de estos miles de jóvenes centroamericanos se inscribe en este efímero y sórdido eje, en el que la vida no vale ni un duro.
Llama la atención que a la cooperación internacional no parezca interesarle este escenario. Sigue viendo nuestro mapa con rostro únicamente indígena, quizás un poco por folclórico, otro poco por los colores, quizás también por lo "exótico". No parece percatarse de la descomposición social en la que habita el sujeto popular y mestizo, ni de las formas actuales de articulación entre lo indígena y popular, ni de la desintegración de los centros de habitabilidad urbana centroamericana. Sigue preocupada en la cuestión de las identidades y en seguir levantando la bandera reivindicativa indígena.
En una mesa redonda celebrada hace unos meses en Casa de América (Madrid), se discutía sobre problemáticas sociales en Centroamérica. Se decía que el problema central guatemalteco es el racismo. Nadie tocó el tema de las maras. A nadie le parece que afrontar los problemas de miles de jóvenes sea un asunto urgente. Se ve la grave y miope mirada de la cooperación sobre los hechos sociales, y la imprescindible necesidad de comprender y explicar las cosas como son, no como ellos quisieran que fuera, y de revelar cómo funciona el mecanismo de repartición y asignación de fondos internacionales para proyectos locales en Centroamérica, así como los criterios con los que se eligen los proyectos sociales y económicos que esos fondos afirman resolver.
La cooperación internacional sigue sumida en el discurso retórico del impulso de políticas multiculturalistas como propulsor de los movimientos étnicos, cuando dichas políticas sólo dividen Guatemala en partes. Es necesario salir de la invención de las problemáticas sociales en las ONG del Viejo Mundo y ver las verdaderas cartas que se están jugando sobre la mesa: estos miles jóvenes mestizos, interétnicos e interclasistas, a quienes se les segrega a la hora de trazar los ejes conflictivos en el trópico centroamericano.
Es urgente salir de la retórica que pervive todavía en algunas mentalidades cooperantes esencialistas y amantes de lo étnico. Ojalá se genere un cambio radical de paradigma y política en la cooperación internacional, para que sus fondos se pongan finalmente al servicio de la población mas vulnerable y la democratización intercultural de mi país en particular y de Latinoamérica en general. Que se logre salir de la idealización de la cosmovisión "maya" y el retórico casete de fabricación de discursos simbólicos masificados y victimistas en la población indígena, para ver las cosas finalmente como son y llamarlas por su nombre.
Si la cooperación internacional es capaz de dar un giro en su manera de inventar las problemáticas sociales centroamericanas y al "otro", de transformar la burocracia del turismo de pobreza y de introducir laicismo en las identidades. Si tan sólo se deshacen de la solidaridad folclórica y del país tomado a fragmentos y desde los colores de hupiles y la marimba. Porque Guatemala ya no es sólo eso. Guatemala es homicidio y es tatuajes. Y es asesinatos. Y es una juventud que muere diariamente en la Ciudad del Sol. Si la cooperación es capaz de atender a esta población de la que se ha desentendido por todos estos años, entonces supondría un verdadero aporte ante las problemáticas sociales y el desarrollo humano, con lo que alcanzaría la coherencia y legitimidad de sus objetivos en el continente.
El Strong y El Sniper. El Psycho y El Anticristo (4) seguirán buscándose la muerte en la vida y repitiendo a otras generaciones: Vivir para matar en la serena y armoniosa (tanto como olvidada) Ciudad del Sol.
Madrid, 30 de septiembre del 2006.
No hay futuro aquí (5)
No hay futuro aquíhome boyno hay futuro aquíaquí sólo hay enormes colasy te pudres esperandoaquí sólo hay buses nocturnos llenos de ebriosy poco dineroaquí hay mujeres que te soportany te piden la vida. la vida está en otra parte home boy. puedes beber esos otros vinosy ver con otros ojos nuestra miseriapuedes reírtetienes derecho de reírte de nosotrosaún somos ingenuos aún continuamos aquí. no salgas sin salirlárgate lejoshazte famosono salgas sin salirno lo hagasve y mátatepero mátate.
no continúes aquíel dolor no aprueba nadano seas cursi la dignidadno tiene sentidola vida no está aquí home boy.
wrong placewrong timewrong man.
nada aquí te pertenecemira la ciudadmira sus edificiosmira los billetes ajenostuyo el aire de la calletuyos los insultostuyos los cartuchos de dinamitapero los millardos de satéliteslas vaginas sedientas las cortinas negraseso sólo en sueños brothersólo sueños.
no te arrepientas brotherno te arrepientas de estar lejosel dolor no aprueba nadano seas cursi la dignidad no tiene sentidola vida no está aquí home boyte lo jurola vida no está aquí.
Notas
Para más información sobre la vida en Ciudad del Sol, ver está página publicada en Prensa Libre (periódico guatemalteco) en 2005 http://www.prensalibre.com/pl/2005/marzo/10/109569.html(2) Clika, es el nombre común entre los hommies (pandilleros) para denominar la mara o pandilla. Todas las categorías que aparecen en cursiva son las denominaciones que los jóvenes dan a las palabras. (3) " Las maras son agrupamientos al estilo de pandillas conformados por jóvenes pobres y su nombre (asignado por la policía a partir de una película de los años sesenta), proviene de marabunta y alude a la condición depredadora de las hormigas que arrasan cuanto encuentran a su paso" (Valenzuela, 2003). (4) Todos los integrantes de pandillas son bautizados con un pseudónimo que debe causar miedo e intimidar a la jura (policía). Estos son algunos de los seudónimos comunes entre los hommies. (5) Por Javier Payeras, poeta y guatemalteco, quien conoce y escribe sobre esta realidad social centroamericana.

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